“La UE salva a los Estados, a los bancos y después deja morir en el mar a las madres con los niños”. La durísima crítica procedía, a mediados de mayo, del primer ministro italiano Matteo Renzi, tras el hundimiento de una barcaza con 400 inmigrantes, entre ellos muchos niños y mujeres. Sólo fueron localizados 17 cadáveres de entre 108 desaparecidos.
Renzi no ahorra en reproches airados a la UE, a la que acusa de practicar con dejadez su responsabilidad en cuestiones migratorias. Sólo unos días antes, su ministro de Interior, Angelino Alfano, había amenazado con inundar Europa con inmigrantes llegados a Italia. “Todos los inmigrantes llegados a Italia a los que se les reconoce el derecho de asilo irán a Europa, donde quieran y cuando lo deseen. Los dejaremos libres para que alcancen sus destinos. A buen entendedor…», manifestó Alfano.
Los llamamientos parecen haber tenido su primer calado: el recién elegido presidente del Consejo, Jean Claude Juncker ha anunciado la creación de un comisario dedicado en exclusiva al tema migratorio, algo que no existía hasta el momento a pesar de que la inmigración constituye una preocupación de primer orden para los responsables europeos de Interior. Según los cálculos aportados por el director de Inmigración italiano, habría 800.000 personas preparadas para cruzar desde Libia a las costas sicilianas.
«Europa debe saber que Italia es un país hospitalario, pero no podemos acoger a todos», ha repetido el ministro del Interior, Angelino Alfano, «El mar Mediterráneo es una de las fronteras europeas y la Unión Europea debe hacerse cargo de la defensa de sus fronteras»
Las llegadas de inmigrantes se cuentan en cifras de millares. El pasado 9 de abril se informaba del rescate de 4.000, en sólo 48 horas. El 31 de mayo, 3.000 sin papeles eran rescatados en una sola noche, el 6 de junio, 2.500 personas en un día...Este mismo mes, otras 309 personas murieron frente a las costas libias en un bote inflable cuando trataban de llegar a la isla italiana de Lampedusa.
Los irregulares suelen viajar hacinados en barcos que sobrepasan las 400 personas en la mayoría de los casos y la llegada se ha visto sobrepasada, sobre todo en los últimos meses, por el gran número de sirios que huyen de la guerra civil en el país y que por tanto, cuentan con estatuto de refugiado. Libia, a escasa distancia de Lampedusa, se ha convertido en plataforma desde la que saltar a un viaje en el que no les importa arriesgar la vida con tal de llegar al sueño italiano.
El sistema de asilo italiano vive una presión sin precedentes. Y el drama de la inmigración viene siendo la principal preocupación para el Ejecutivo italiano, muy especialmente desde la muerte de más de 360 irregulares, el 3 de octubre de 2013, cuando intentaban alcanzar las costas de Lampedusa. El Gobierno activó entonces la operación “Mare Nostrum” que ha permitido rescatar en altamar a 60.000 inmigrantes y que tiene un coste de 9’5 millones de euros. Sus críticos, entre ellos la xenófoba Liga Norte, argumentan que tiene un efecto contraproducente, y que está animando a más personas a arriesgar sus vidas en alta mar porque saben que la Armada italiana está rescatando a los náufragos.
De seguirse el ritmo actual, y todo parece indicar que así será, la llegada de inmigrantes a Italia pulverizará este año su récord: los 63.000 irregulares que llegaron a las costas italianas en 2011, el año pasado fueron 43.000. Los cálculos más repetidos hablan de que 100.000 inmigrantes podrían llegar a las costas al cierre del año. Sus centros de acogida apenas tienen capacidad para 8.500 personas.
Según los últimos datos proporcionados por Frontex, la agencia europea de control de fronteras, la denominada ruta del Mediterráneo central, la que siguen las barcas procedentes de Libia con destino a Italia, concentra más de la mitad de los inmigrantes que entraron en la UE hasta abril. Siria es el país con más emisión de inmigrantes, seguido de otros países subsaharianos.
«Es una obligación humanitaria salvarlos, pero si los inmigrantes saben que van a ser salvados pueden correr el riesgo», afirmó en la presentación de ese informe Elizabeth Collet, directora para Europa de la Migration Policy Institute, en relación a la política seguida por Italia, de rescate en alta mar. Tras ser rescatados, los inmigrantes son traslados a suelo italiano, como ocurre en el resto de países, donde pueden pedir asilo si cumplen los requisitos exigidos. Si no es así, serán repatriados.
Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/2139060/0/inmigracion/union-europea/aumento/#xtor=AD-15&xts=467263
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