Francia ha despertado este sábado con un nuevo episodio de terrorismo yihadista. Una de las mayores operaciones antidroga de los últimos años ha destapado una soprendente relación entre narcotraficantes de hachís y grupos yihadistas,según publica el diario El Mundo. La operación Nessy ha durado dos años y ha terminado con más de 100 detenidos y 22 toneladas de hachís aprehendidas. También se han hallado fusiles de asalto provenientes de Libia.
En uno de los últimos envíos capturados se encontraron dos armas de guerra: un Kalashnikov AK-47, un clásico de la Guerra Fría (el que llevaban los hermanos Kouachi en el atentado contra los miembros de Charlie Hebdo y el arma más usada en Siria e Irak por las milicias salafistas); y un M4, el fusil de las tropas de asalto de Estados Unidos. Estas armas, según la investigación, provienen de Libia, y estaban embaladas entre los fardos de hachís de un camión que iba a Francia.
Desde 2011, tanto antes como después de la muerte de Gadafi, EEUU y países como Qatar han llenado Libia de armas ligeras. Ahora estos M4, algunos sin estrenar, pueden encontrarse en tiendas del centro de Trípoli a bajo precio, sin licencia y con munición.
Las sospechas de la Policía son que estas armas iban destinadas a un grupo radical. Es la primera vez que se detecta algo parecido, según fuentes de la lucha antiterrorista. De hecho, se planteó que esas armas fueran de los propios narcos para defenderse de grupos enemigos, pero en ese caso no se habrían encontrado embaladas. El posible vínculo con el yihadismo se refuerza con las condiciones de casi pobreza extrema de los detenidos, que lavaban todo el dinero para enviarlo al Magreb.
Sus maneras de blanquearlo incluían carnicerías halal, el método de la hawala (basado en relaciones de confianza) y una mezquita en Málaga, cuyo administrador ha sido detenido.