Gwoza empieza a respirar. El ejército de Nigeria tomó el viernes la ciudad, en el noreste de Nigeria , donde aún seguía siendo fuerte el califato del grupo islamista Boko Haram, anunció el ministerio nigeriano de Defensa. «El ejército capturó Gwoza esta mañana, destruyendo el cuartel general del supuesto califato de los terroristas», dijo el ministerio en su cuenta de Twitter.
El anuncio tuvo lugar la víspera de las elecciones presidenciales y legislativas que se celebran el sábado. «#Gwoza: Varios terroristas murieron y muchos fueron capturados. Limpieza completa en Gwoza y suburbios en curso», indicó un segundo mensaje Twitter del ministerio.
Gwoza es una ciudad muy simbólica para Boko Haram, pues fue en ella donde su jefe, Abubakar Shekau, proclamó en junio de 2014 la creación de un «califato» en las zonas bajo su control en Nigeria. En los últimos días, los habitantes que habían huido de la ciudad relataron cómo los islamistas se estaban concentrando en Gwoza para defenderla y estaban matando a numerosos civiles.
La semana pasada, el portavoz del gobierno para las cuestiones de seguridad, Mike Omeri, había declarado que el ejército se preparaba para lanzar el «asalto final» contra Boko Haram.
La reconquista de Gwoza es un triunfo de gran valor simbólico para el ejército y el presidente Goodluck Jonathan, que aspira a ser reelecto presidente el sábado. Durante su mandato, Goodluck Jonathan fue criticado por ser incapaz de sofocar la insurrección islamista.
La matanza de mujeres en la ciudad fue una orden directa de Abubakar Shekau
Ordenó que se mataran mujeres, fue una auténtica masacre, desvelan algunos de los supervivientes de la ciudad liberada. La esperanza era que las 219 chicas secuestradas por Boko Haram estuvieran en la ciudad pero la realidad no ha confirmado esta posibilidad. Las chicas, que siguen secuestradas a pesar de las promesas del líder de los terroristas, siguen cautivas aunque ya no sean el foco de la prensa internacional.
Las historias del modo de actuar de Boko Haram se suceden. Un agricultor de 35 años, dijo que los rebeldes llegaron a su aldea, Kilekasa, a 55 kilómetros de Gwoza, el 13 de marzo. En medio del convoy de todoterrenos, «Shekau, su líder, conducía en un todoterreno Toyota negro», precisó. A la mañana siguiente, todos los residentes de Kilekasa fueron reunidos y les dieron pistolas a los hombres en buena forma física.
O nos uníamos a ellos o nos mataban en el acto
«No teníamos elección», dijo el hombre, agregando que un hombre que intentó huir fue abatido frente a ellos.»El domingo 15 de marzo, Shekau reunió a sus hombres incluyéndonos a nosotros, los nuevos reclutas […] Dijo que debíamos volver a Gwoza y matar a todas sus mujeres que habían dejado atrás», contó.
«Dijo que si ellos no las mataban, no se reunirían con ellas en el paraíso. Nos llevaron hasta Gwoza donde presenciamos la carnicería», continuó.Alí dijo que regresó a Kileksa más tarde ese mismo día y que huyó al caer la noche hasta Yola, la capital del vecino estado de Adamawa.»No sé cuál habrá sido el destino de la gente de la aldea. Cuando fumos a Gwoza no vimos ningún rastro de las chicas de Chibok. Deben haberlas llevado a otro lugar», apostilló.