La relación de China con Corea del Norte permanece ajena a la escalada armamentística entre el bando estadounidense y el régimen de Pyongyang. El conflicto que atrae todas las miradas internacionales supone un peligro para la estable y fuerte economía china, que apunta a la conquista del dominio económico mundial que ahora obstenta Estados Unidos.
China es consciente del peligro en el conflicto, por ello la semana pasada anunciaba el reforzamiento de sus frontera con la península de Corea ante los ensayos nucleares de Pyonyang, incrementando el número de vallas, puntos de control y patrullas.
El portavoz del Ministerio de Defensa de China, Wu Qian, ya señaló que no existía una respuesta «hipotética» a la cuestión sobre cuál sería la reacción de China si se produjera un enfrentamiento en la península de Corea. Pekín ha manifestado en reiteradas ocasiones su preocupación sobre la posibilidad de que se produzca una crisis en la región, sin embargo parece no cooperar ni por uno ni otro bando a pesar de ser el único país con el que la península de Corea tiene frontera.
La posición conservadora de Pekín es evidentemente protecionista. Ante una hipotética guerra abierta entre las dos Coreas, China se quedaría sin dos de los países con los que mantiene relaciones comerciales. Además, el estallido de la guerra acarrearía un fuerte flujo de refugiados que intentarían emigrar del régimen de Pyiongang y que pondrían en peligro el desarrollo económico chino.
Por otra parte, la rivalidad con Estados Unidos hace dificil la cooperación con la alianza Seúl-Washington. De hecho, Pekín ya mostró su malestar con la instalación del muro antimisiles de Trump en un campo de Golf a 300 kilómetros al este de Seúl y acusó al Gabinete estadounidense de querer una operación de espionaje desde Corea.
La embajadora de Estados Unidos llama a la cooperación
La embajadora de Estados Unidos en la ONU, Nikki Halley, ha instado a China, Corea del Sur y Japón a tomar parte más activa para calmar el clima de tensión con Corea del Norte, tal y como ha publicado en Twitter. Halley ha afirmado que China «es consciente de que debe actuar», y ha exhortado a Japón y Corea del Sur a intensificar la presión hacia el régimen de Pyongyang, ya que considera que este conflicto requiere «una solución internacional».
La llamada a la unión se produce después de que el pasado viernes Corea del Norte lanzase un misil que recorrió, según Pyongyang, 998 kilómetros y es capaz de alcanzar el territorio estadounidense. Corea del Sur ha anunciado que ante este hecho tomará medidas independientes en respuesta a la amenaza nuclear que representa Pyongyang.
Corea del Norte justifica su escalada nuclear y militar por la necesidad de defenderse de lo que considera movimientos provocadores de Corea del Sur y Estados Unidos, quien este domingo ha respondido mandando dos bombarderos a sobrevolar la península de Corea.
Trump decepcionado con China
Ante el panorama, Trump no ha dudado en mostrar su decepción por su red social favorita. «Estoy muy decepcionado con China. Nuestros estúpidos líderes anteriores les han permitido hacer cientos de miles de millones de dólares al año, pero no hacen nada para nosotros con respecto a Corea del Norte. Sólo hablan», ha señalado Trump a través de su cuenta en Twitter. «No vamos a permitir que esto continúe. ¡China podría resolver fácilmente este problema!», ha añadido el mandatario estadounidense.
La televisión estatal norcoreana ha emitido este sábado imágenes del ensayo de lanzamiento de un misil intercontinental que supuestamente tiene capacidad para alcanzar el territorio continental de Estados Unidos.
Las imágenes del misil ‘Hwasong-14’ muestran cómo es trasladado en una plataforma móvil de ocho ejes desde la que es elevado y posteriormente lanzado desde una lanzadera fija similar a la utilizada en el lanzamiento del 5 de julio del primer misil balístico intercontinental (ICBM) norcoreano.
Anteriormente, la agencia de noticias norcoreana, KCNA, informaba del lanzamiento exitoso del misil en la noche del viernes y aseguraba que el proyectil recorrió 998 kilómetros.
El lanzamiento fue supervisado por el líder norcoreano, Kim Jong Un, quien ha asegurado que el lanzamiento supone una «señal de advertencia severa» para Estados Unidos y ha sostenido que el programa balístico de Corea del Norte supone un «activo» de «incalculable valor» para Pyongyang. Kim, que ha indicado que el lanzamiento muestra que todo el territorio estadounidense se encuentra dentro del rango de ataque, ha asegurado que las autoridades han puesto a prueba con éxito la reentrada atmosférica del artefacto.