Las relaciones diplomáticas entre China y Japón mantienen una importancia geoestratégica de primer orden tanto dentro del panorama político mundial como aquel más restringido a su limitado espacio geográfico. Aunque los lazos económicos actualmente existentes entre sendos países son muy fuertes, las divergencias políticas son capaces de generar grandes tensiones en absoluto deseables para la estabilidad de la zona.
Dicha situación responde a múltiples factores, desde la elevación de China como una nueva potencia capaz de reafirmarse en todos los niveles (económicos, militares…), hasta la convulsa historia compartida de ambos actores. Para avizorar la raíz de esta cuestión debemos sumergirnos en el pasado, desenterrando el fenómeno del colonialismo europeo y nipón en el continente asiático, subrayando enfáticamente las tropelías pergeñadas por esta última nación durante la 2ª Guerra Mundial.
Los efectos de la expansión japonesa
La expansión del Imperio Japonés en Asia fue ciertamente cruenta, repleta de atrocidades grabadas a fuego dentro del imaginario colectivo chino. Episodios históricos como las masacres, violaciones y todos tipos de excesos perpetrados en Nankín pueden ser un excelente referente de los dramáticos sucesos que ahora estamos rememorando. Asimismo, señalamos cómo la guerra de liberación ha venido siendo utilizada en forma de mito fundacional de la nación contemporánea china, una herramienta empleada con fruición como medio de cohesión para toda la población.
Tanto es así que hoy en día este relato atesora una transcendencia fundamental dentro del sistema educativo planificado desde Pekín y beneficiado incluso de un enorme éxito popular, como así queda atestiguado con las producciones audiovisuales de ficción sobre el periodo que diariamente son emitidas en televisión. Del mismo modo, los libros de historia suministrados en los colegios japoneses han ocasionado reiteradamente roces diplomáticos entre una y otra nación por esa visión más benévola que se intenta transmitir del avance militar japonés durante el siglo pasado en Asia.
Choques fronterizos
Por otro lado, esta animosidad difícilmente velada ha hecho presencia en los choques fronterizos dentro del Mar de Sur de China y al compás de ciertas reivindicaciones que los dos Estados sostienen en cuanto a una serie de islas llamadas Senkaku/Diaoyu, según el contendiente en cuestión con el cual estemos tratando. Además no podemos trascordar cómo en estos últimos tiempos la rebelde e incluso estrambótica actuación de Corea del Norte, cuyas reiteradas pruebas nucleares suponen un desafío internacional constante, origina una potente fuente de fricciones cuyas repercusiones superan en relevancia el marco regional al que inicialmente debieran quedar circunscritas.
Es imperativo tener en cuenta que la actuación del régimen de Pyongyang implica una amenaza nuclear directa para los japoneses y que el mayor respaldo concedido hasta el momento a este peculiar país ha sido dado por China, una nación con unas claras cuentas pendientes e inequívocos sentimientos de revancha contra los nipones.
Estancamiento en Japón y bonanza en China
En definitiva, las relaciones entre China y Japón distan mucho de ser fáciles, resultando sencillo imaginar discordias o recelos mutuos a corto, medio y largo plazo. El deletéreo comportamiento de las fuerzas de ocupación niponas durante un pasado relativamente cercano hace que el espíritu de resarcimiento en una potencia ascendente como la china se sienta con vehemencia.
A pesar de que este sentimiento es fomentado desde arriba entre la población china, como herramienta de legitimación del Partido Comunista Chino, dicha sociedad no tiene que ser espoleada en exceso para dar rienda suelta a una animadversión en absoluto ocultada. El nuevo panorama internacional alumbrado en los últimos años, hijo del estancamiento nipón y la bonanza china, ha suscitado el replanteamiento de una política militar japonesa firmemente orientada hacia el pacifismo desde el fin de la Segunda Gran Guerra. La posibilidad de una carrera armamentística dentro de este contexto espacial es una hipótesis probable si el errático proceder de Corea del Norte sigue su curso, siendo factible un lógico corolario: el desarrollo de un programa japonés de armamento nuclear propio.