Conchita Wurst es la gran ganadora de Eurovisión. Logra, así, el éxito tras una larga trayectoria en la música. Un recorrido que no ha sido fácil hasta que encontró la personalidad necesaria para crear el furor que cosechó anoche a través de la televisión. Su barba no dejó indiferente a nadie.
Y es que ayer ganó una imagen rompedora por encima de la música. Así es el eurofestival, un espectáculo televisivo más allá de un concurso de canciones.
Conchita tiene una gran voz, pero también se ha convertido en un poderoso producto desde que decidió inventarse una identidad de mujer barbuda.
De hecho, antes de encontrar este personaje genuino que generara tanta expectación en la pequeña pantalla y entre los eurofans, Conchita lo intentó en un talent show e incluso fue componente de una boyband. Entonces aún no tenía barba, pero sí un talento especial para la música. No triunfó. Conchita sólo necesitaba un envoltorio que marcara la diferencia. Lo consiguió. Anoche puso la guinda a una trayectoria que comenzó así: