A Kate Middleton no le ha pillado por sorpresa el interés mediático que ha despertado la visita oficial de los Duques de Cambridge y del pequeño Jorge a Australia y Nueva Zelanda. Sus looks, elegidos con mimo, lo denotan, pero es cierto que desde que se conoció su noviazgo con el príncipe Guillermo en 2001 Kate siempre ha destacado por saber elegir sus outfits.
Durante las tres semanas que durará el tour por las antípodas, la Duquesa hará 32 cambios de ropa y, para que su pelo esté perfecto, su peluquera, Amanda Cook Tucker, que retocó su melena durante el largo vuelo de ida, también viaja con ella.
Entre el grupo de 11 personas que acompañan a los Duques también se encuentra la secretaria de Kate, Rebecca Deacon, que es la encargada de ayudarle con sus estilismos. Ella es la encargada de supervisar que nada falle y quien pone toda la atención para que Catherine de Cambridge marque la diferencia, como lo hizo nada más aterrizar del avión a su llegada al aeropuerto de Wellington.
Sus looks al detalle
Casi 24 horas después de despegar en Londres, Kate apareció en la escalinata del Air Force Boing 757 con un total look en rojo, compuesto por un abrigo de doble botonadura militar que firmaba Catherine Walker, la diseñadora favorita de Diana de Gales, un sombrero »pillbox» y un broche de oro y platino, que pertenece a Isabel II con el que ha querido hacer un guiño a la cultura autóctona. El helecho joya que lució en la solapa es un regalo del gobierno de Nueva Zelanda a la reina madre, un símbolo neozelandés.
Nada más bajarse del avión, el aire provocó que la parte inferior del vestido se moviera. No era la primera vez que a Kate le ocurría algo así. Jenny Packham, su diseñadora de cabecera, incorpora a los vestidos de la Duquesa unas pesitas en el bajo para evitar este tipo de problemas. En unas declaraciones a diario británico Evening Standard, Packham contó que una de las fans Kate Middleton le escribió para criticarle su forma de diseñar sus vestidos. «Recibí una pequeña carta escrita a mano de una mujer de Wisconsin que me criticaba por el vestido amarillo que le diseñé a la Duquesa. Me decía que si no sabía que se podían poner pesas en el bajo para que no volase. Bueno, yo no sabía que lo iba a usar en la pista de aterrizaje con viento, pero estoy pensando en ponerle más peso.»
Precisamente de Jenny Packham es el »black dress», con un helecho bordado en pedrería, que se enfundó para acudir a una recepción que organizó Sir Jerry Mateparae en la Casa de Gobierno de Nueva Zelanda, en la capital neozelandesa, el pasado 10 de abril. Después, los Duques acudieron a una ceremonia floral en Blenheim y Kate lució un abrigo azul, también de corte militar, de Alexander McQueen.
Y entre tanto look formal, el Tory Burch que lució en su segunda aparición pública, un vestido con en blanco y negro con vivos en las mangas que pertenece a la colección resort 2014 de la diseñadora. Era cómodo y elegante, midi y perfecto para asistir a un evento en un guardería para niños desfavorecidos en el que no faltó el príncipe Jorge.
Sin embargo, en la maleta que Kate se ha llevado en su visita a Australia no todo es ropa de grandes firmas. La Duquesa, como acostumbra, también ha lucido moda »low cost», concretamente de Zara. En su visita a la base de Whenuapai, Kate se decantó por un look de estilo marinero, con una blazer de la marca española, unos pitillo azul marino y unas cuñas en el mismo tono.
Los beneficios que genera en la industria textil
Alrededor de 700 millones de euros es la cantidad que Kate reporta a la industria textil de su país. Si la esposa del Guillermo de Inglaterra lleva un vestido, es garantía de éxito y las ventas aumentan a un 500%.
Kate no es la única que consigue que los empresarios de la moda se froten las manos en cada una de sus apariciones públicas, el pequeño Jorge apunta maneras. Se estima que el principito aportará más 300 millones de euros a la economía del Reino Unido. Y el primer ejemplo lo tenemos en el peto que lució en la visita a la guardería neozelandesa. Unas horas después, la prenda, de la marca Rachel Riley, se agotó.