Le costó llevar a cabo su decisión porque se define a sí misma como “obsesiva” y suele tener la casa limpia y perfectamente ordenada. No obstante, Jessica Stiwell optó por tomar una drástica medida para lograr que sus hijas reaccionaran.
La mujer de Calgary, en Canadá, se declaró en ‘huelga doméstica’ al darse cuenta de que sus dos mellizas de 13 años, y su pequeña de 10, no ayudaban en casa. A principios del mes de octubre Jessica Stiwell dejó de recoger toallas del suelo, lavar platos, o preparar comida para llevar hasta que las niñas se decidieran a ayudar en las tareas del hogar, tal y como recoge en su blog strikingmom.blogspot.com.es.
De la noche a la mañana, y sin previo aviso, Stiwell, con la ayuda de su marido, colgó el delantal y dejó de limpiar lo que ensuciaban sus hijas. A las seis de la tarde del primer día, la vajilla usada en el desayuno seguía en la pila del fregadero.
El objetivo no obstante era lograr que las niñas reaccionaran porque no estaban cumpliendo con las tareas que se les había impuesto desde que eran pequeñas. No tardaron en darse cuenta de que algo ocurría cuando vieron que la ropa que habían utilizado para hacer deporte no estaba en la lavadora, y que su madre estaba tranquilamente sentada tomando un vaso de vino mientras decía que no había limpiado porque no había tenido tiempo.
Para Jessica Stiwell también supuso un duro esfuerzo cumplir con su objetivo, incapaz de vivir en una casa gobernada por el caos. El cuarto día de ‘huelga’ se encontró además con un trozo de queso dentro de una vaso de leche que llevaba ya algún tiempo en la cocina. Ella y su marido únicamente limpiaban lo que ellos ensuciaban, pero no lo que manchaban sus tres hijas.
Como las niñas tampoco se ocuparon de vaciar y limpiar las bolsas térmicas donde solían llevar el almuerzo al colegio, su padre les proporcionó las bolsas de plástico que utilizan para recoger los excrementos del perro, algo que para ellas supuso una humillación ante sus compañeros. Además, tenían previsto hacer una fiesta en casa con sus amigas, pero el hogar no estaba en su mejor momento para recibir invitados.
Objetivo cumplido
Tras seis días de desorden absoluto Quinn, Olivia y Peyton se pelearon entre ellas, se echaron la culpa unas a otras, y al final optaron por tomar cartas en el asunto y reestablecer el orden en casa.
Stilwell y su marido lograron su objetivo y muchos fueron los padres de diferentes partes del mundo que, en el blog, alabaron la medida tomada por este matrimonio canadiense. Aunque no todo fueron elogios ya que hay quienes señalaron que nunca deberían haber dejado que la situación llegara hasta ese extremo.
Una vez acabada la experiencia, Stilwell afirmó en su blog que estaba muy orgullosa de sus hijas, pero que dándoles todo hecho las estaba programando para el fracaso. “Me da miedo pensar que estamos educando a una generación de jóvenes cuya actitud de vida será »y tú, ¿qué estás haciendo para mí?»».