El Día Sin Coches ha puesto punto y final a la Semana de la Movilidad en Madrid con enormes atascos entre las 9:00 y las 14:00 horas. Tramos del paseo de Recoletos y de la calle Alberto Aguilera han sido cerrados, además de la calle de Bravo Murillo, donde tiene lugar la bicicletada, han sido cerrados, provocando la indignación de multitud de conductores. Las redes sociales han sido el lugar elegido por los madrileños para quejarse y bromear sobre la cantidad de automóviles que había “justo hoy”, el día que no tendría que haber.
Se aburren nuestros dirigentes por los meses sin gobierno, y empiezan a idear cosas como los #DiaSinCoches pic.twitter.com/HFCEimCzxe
— Jesús Arroyo (@GenteQueLucha) 22 de septiembre de 2016
#DiaSinCoches ?? Ja!! En Madrid, Inmovilidad pic.twitter.com/Pzeu1kE9n2
— Guacimara Castrillo (@Guacimara_C) 22 de septiembre de 2016
Pese a que la intención es que en la capital disminuya el número de coches por un día, las retenciones han sido las protagonistas de la mañana madrileña. Además, dos accidentes ocurridos entre las 8:15 y las 8:30 horas, uno en la salida por la autovía de Burgos (A-1) y otro en la salida por la avenida de América, han aumentado los parones y los nervios de multitud de conductores. Según el Centro de Pantallas del Ayuntamiento de Madrid, el tráfico vivido este jueves no dista del que se sufre otros días. Además, la Dirección General de Tráfico ha tenido que abrir a todos los vehículos el carril Bus-VAO para intentar descongestionar la A-6
Greenpeace se ha sumado a la causa
Miembros de Greenpeace han pintado decenas de imágenes en una céntrica calle de Madrid para representar los usos que deberían tener las vías y reclamar menos automóviles y menos contaminación, con motivo de la celebración del Día Sin Coches.
Una acción permitida por el Ayuntamiento de Madrid, “estamos encantados con la propuesta de Greenpeace. Compartimos el lema: como el coche ha ido quitando terreno a las personas”, cuenta Ignacio Ramos, Jefe de la sección de equipamientos, arquitectura y conservación del Ayuntamiento a Teinteresa.es.
“Los activistas comenzaron a pintar el asfalto a las 4.00 de la madrugada”, asegura Ramos. Son siete carriles los que tiene la calle Bravo Murillo, en el tramo entre la calle Feijóo y la glorieta de Quevedo. La pintura, recalca el Jefe de equipamientos, “desaparecerá en menos de una semana del asfalto”.
El fin de los activistas es mostrar los usos que deberían tener las grandes calles de Madrid como esta, donde las personas y el transporte público tuvieran prioridad frente al coche particular. “La idea de que los coches rueden por encima de la pintura tiene mucha fuerza”, dice Ignacio.
Un mensaje que ha gustado al Ayuntamiento madrileño. “Greenpeace había consultado la actividad con nosotros. La organización ha realizado la tramitación normal para cualquier actividad en la vía pública, la solicitud, junto con los informes pertinentes, la presentaron a la Junta de Distritos y fue aprobada”, sentencia Ramos.
De esta manera, la vía ha aparecido esta mañana con una imagen sobre la manera en que habría que «reordenar su utilización para lograr una ciudad más sostenible y respetuosa con el clima», informa la organización ecologista en un comunicado.
Los activistas han dibujado dos carriles para peatones, otros dos para ciclistas, otros dos para autobuses, y uno para automóviles y motocicletas, que en un futuro no muy lejano deberían ser de motor eléctrico, que explicaban en una pancarta con el mensaje «menos coches, menos contaminación».
El responsable de la campaña de Movilidad de Greenpeace, Mariano González, ha asegurado que «este modelo, que podría trasladarse a cualquier ciudad, debería constituir la esencia de las políticas de movilidad y urbanismo de los próximos años».
Con esta demostración, se podría lograr «la reducción en el número de automóviles que circulan en nuestras ciudades mediante el rediseño de nuestras calles, y el reparto más equitativo del espacio público entre las personas y los medios de transporte».
Greenpeace ha explicado que la elección de la calle Bravo Murillo obedece a que es «representativa del absoluto dominio del automóvil en las ciudades: de los 28 metros de anchura, 19 de los mismos están dedicados a la circulación (cinco carriles) y aparcamiento (dos) de automóviles.
El 70% del espacio es de los coches
Es decir, según la organización, un 70 % del espacio público está dedicado al uso prioritario del coche, porcentaje habitual en la mayor parte de las calles de las ciudades españolas.
«No es por tanto de extrañar que cada día circulen por esta calle de Bravo Murillo más de 22.000 vehículos, la mayor parte de paso hacia otras partes de la ciudad».
Por ello, los ecologistas quieren llamar la atención sobre las políticas de movilidad y urbanismo que se pongan en marcha en los próximos años y plantean la redistribución de todo el espacio dedicado hoy en día al automóvil particular hacia peatones, bicicletas y carriles reservados para el transporte público.
Proponen, además, otros usos sociales, no exclusivamente de tráfico de automóviles, como parques, espacios para niños, huertos urbanos o lugares de esparcimiento.
González ha dicho a Efeverde que «no se están adoptando las medidas necesarias para reducir el número de automóviles en las vías madrileñas», y ha añadido que «con la crisis esa cifra bajó y habría sido el momento adecuado para fomentar las medidas a favor del transporte público».
Además ha asegurado que en Madrid «en todas las estaciones se superan los niveles de partículas en suspensión en la atmósfera recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS)», así como los de dióxido de nitrógeno.
Ha recordado que el 80 por ciento de la contaminación en la capital se produce por el tráfico rodado de automóviles particulares que causan anualmente entre 2.000 y 3.000 muertes prematuras.