El drama de los desahucios por impago de hipotecas en España ha desencadenado tres suicidios en menos de dos meses. María Victoria, una malagueña de 56 años, es la tercera víctima de esta espiral que deja en esta crisis ha dejado a miles de familias en la calle, y con una deuda a la espalda.
El primer suicidio relacionado con un proceso de desahucio tuvo lugar el pasado 25 de octubre en Granada. José Miguel Domínguez, un vecino de 54 años, se quitó la vida en la frutería de su hermano el mismo día que iban a desalojarle de su casa. Era propietario de una librería cerca de su casa y arrastraba una deuda por la compra de un local y una vivienda. Su negoció empezó a ir mal a partir de la crisis.
Tres semanas después, se conoció el caso de Amaia Egaña, de 53 años y residente en Barakaldo, se encaramó a una silla y se arrojó al vacío desde el cuarto piso justo cuando una comisión judicial subía hacia su domicilio para desalojarla.
La mujer, esposa de un exconcejal del PSE de la localidad, llamó el día antes a Stop Desahucios para solicitar información pero no pidió auxilio. Su caso causó una alarma social y el Gobierno aprobó una semana después una moratoria de dos años para casos graves. Los colectivos sociales consideran que esta medida ayudará solo a las familias en exclusión social.
La última tragedia se ha producido este viernes, 14 de diciembre. María Victoria, una malagueña de 56 años, se ha tirado del balcón cuando tenía en sus manos una orden de desahucio. Hipotecó su vivienda en la que ha vivido 35 años para poder pagar la deuda de su estanco, que acabó cerrándose.
Desde hace años cuidaba a su madre enferma de alzheimer. En los últimos días los vecinos la habían visto triste y desorientada, y estaba recibiendo tratamiento por depresión.
Esta mañana, sobre las 9 y media, lanzó una carta al portero desde el balcón. Inmediatamente después, se subió a una silla y se arrojó al vacío.
Sus vecinos, consternados, cuentan que hace un año se hizo una colecta para ayudarla a pagar los intereses de la hipoteca.