Las vacaciones llegan a su fin y el despertador vuelve a sonar desde bien temprano para muchos españoles. La vuelta a la rutina laboral suele ser costosa y el conocido ‘síndrome postvacacional’ sobrevuela en el horizonte.Este año algo más de cuatro millones de personas no pueden ni tenerlo ya que sus nombres siguen en las listas del paro. Esto hace que una de las frases del día sea, sin duda, lo mal que estamos por volver al trabajo pero menos mal que por lo menos tenemos trabajo.
La psicóloga Julia Rodríguez ha explicado que el síndrome postvacacional surge por el «cambio», y la vuelta a la «rutina» afecta y se refleja a nivel físico y, en algunas personas, también «psíquico». Algo que empora y además las vacaciones nos han decepcionado.
Para volver con una sonrisa, tal y como cree la psicóloga que hay que enfrentarse siempre al día a día, lo ideal sería haber estado unos días haciendo un simulacro de rutina, pero son muchos los que se incorporan a trabajar con la maleta sin deshacer.
La psicóloga también se acuerda de los parados y cree que en general todos se sienten doblemente culpables. Este año algo más de cuatro millones de personas no podrán tener el »síndrome vacacional».
Julia Rodríguez ha señalado que hay gente que ya se va de vacaciones «cansado o quemado» con el tema laboral, por ello a estas personas la hora de volver les va a dar «mucha pereza» porque van a estar «mucho más tristes».
«Se entra en una paradoja, porque como curiosamente ahora el trabajo está como está y todo el mundo quiere trabajar, si además de tener trabajo que no te guste vas de mala gana porque no te gusta es como que te sientes doblemente culpable, es decir, como tengo trabajo y no me gusta tengo que volver y me siento mal, entonces al final es una rueda», ha pormenorizado la psicóloga.
Sus recomendaciones en estos casos es «ver lo positivo», buscar lo «mejor» que tenga cada día dentro de trabajo, es decir, un compañero «majo», alguna tarea siempre gusta «más hacerla». Por lo tanto, ha añadido, cuando una circunstancia no gusta «mucho» lo que hay que hacer es «mirarla con otros ojos», y así aprovechar «lo mejor» de esa circunstancias. «Cambiarnos las gafas».
Los niños también lo notan
Normalmente al hablar de síndrome postvacacional se da por hecho que se refiere a los adultos, pero no hay que olvidar que los niños también tienen su rutina particular: »la vuelta al cole».
Julia ha asegurado que lo «mejor» en el caso de los niños es «marcarles la rutina». Ha insistido en decirles siempre «tienes que ir al colegio y tienes que ir» y no ceder. Y el razonamiento que ha realizado la psicóloga es que los niños luchan «dos o tres días» pero que luego se «habitúan» porque si se es «firme» el niño enseguida coge la rutina.
«No dar importancia a síntomas de los niños como por ejemplo, que no duermen bien, arcadas. En definitiva, no darle importancia porque el niño sabe cuando le das importancia y muchas veces ellos lo hacen aposta este tipo de cuestiones para no ir al colegio si no les apetece», ha explicado Julia.
También ha recomendado que se les cuente que el «cole» es algo «chulo» porque están con otros niños, aprenden cosas, juegan con otros niños, hacen actividades distintas a las que se hacen en casa. Explicaciones, ha insistido, aún más «fundamentales» en niños que empiezan de nuevas el colegio.
Para evitar el síndrome postvacacional lo mejor ha recomendado la psicóloga es ir metiéndoles «poco a poco» en la rutina. Levantándolos a principios de septiembre «antes», haciendo tareas para «recordar», es decir, actividades que hagan que el niño vaya cogiendo el horario más ajustado al escolar.
Los propósitos de todos los años
- Teletrabajarás al menos una vez a la semana para evitar coger largos atascos y así ganar tiempo que poder emplear en tus hijos o en otras actividades más provechosas
- Realizarás paradas de 5 minutos cada dos horas para estirar las piernas y despejar la mente
- Recuperarás la práctica habitual de comidas, tanto en términos de horario como en alimentación sana y equilibrada tras los excesos de las vacaciones
- Dormirás un mínimo de 8 horas al día para afrontar la jornada sin cansancio
- Establecerás objetivos laborales de manera progresiva con los que ir ganando confianza y te darás cuenta que el esfuerzo trae consigo una recompensa
- Disfrutarás del tiempo libre realizando actividades que mantengan tu mente distraída, de esta forma se presentarán ideas más brillantes para tu trabajo
- Evitarás hablar siempre de trabajo con tus compañeros durante las comidas o ratos comunes, aprovechando esos momentos para compartir tus ideas y conocer diferentes puntos de vista
- Practicarás ejercicio para combatir el bajo estado de ánimo y aprovecharás para ponerte en forma a la vez que mantienes tu bienestar
Un síndrome
Se llame síndrome, depresión o estrés postvacacional o no se le ponga nombre, lo cierto es que la vuelta al trabajo después de las vacaciones requiere de un proceso de adaptación que si no se afronta bien puede generar apatía, insomnio o dolor de cabeza de distinta intensidad dependiendo de la persona.
Los expertos coinciden en que el mejor término para definirlo es «síndrome«, ya que hace referencia a una serie de síntomas que se presentan juntos en una situación determinada como es la vuelta a la normalidad.
«Como patología no está reconocido en el ámbito sanitario», precisa el doctor Enrique Aubá Guedea, coordinador del departamento de Psiquiatría y Psicología Médica de la Clínica Universidad de Navarra.
«Otra cosa es a qué se corresponde, porque es una realidad que muchas personas a la vuelta de vacaciones pueden sentirse mal, tener cierto bajón; es una reacción adaptativa al cambio, a la vuelta a la rutina», agrega.
También para la psicóloga Elisa Sánchez se trata de un proceso de adaptación a los cambios y «hay personas que lo gestionan mejor y otras peor».
Tampoco parece que sea algo propio de los últimos tiempos, fruto de la vida moderna, aunque desde hace unos años se le está dando más importancia.
«Cierto síndrome puede haberlo habido siempre en el sentido de que cuesta retomar la rutina de una nueva etapa, pero es verdad que en las últimas décadas estamos mucho más centrados y concienciados en nuestro propio estado y en nuestra propia psicología», señala el doctor Aubá.
Para este médico, «el síndrome hace referencia a que nuestra vida está estructurada en ciclos y el curso académico es uno de esos ciclos, cuyo comienzo y fin lo marca el periodo vacacional».
Si los síntomas duran más de 15 días pueden ser motivo para preocuparse
Los síntomas son transitorios y adaptativos a la nueva situación y al cambio, pero si cuando aparecen no se enfocan bien podrían evolucionar a un trastorno depresivo o de ansiedad, advierte este profesional.
Sólo si los síntomas son de alta intensidad y duran más de quince días pueden ser un motivo de preocupación.
Pero lo normal es que remitan en poco tiempo. De hecho, este síndrome no se suele tratar. «No es de identidad, en principio, para acudir a la consulta, salvo que evolucione a un trastorno depresivo propiamente dicho», precisa Aubá.
Según un estudio de la empresa de recursos humanos Randstad, cuando se pregunta directamente si se ha sufrido el síndrome postvacacional (sin definir qué es), la mayoría de los trabajadores (57 %) responden que sí (63 % mujeres y 51 % hombres).
Existe algún estudio, según la psicóloga, que apunta a que las personas cuyo trabajo requiere contacto directo con otras (clientes) son más propensas a estos síntomas.
La clave está en saber equilibrar trabajo y descanso
No obstante, Aubá cree que más que hombres o mujeres o tipo de trabajo, lo que influyen son las circunstancias personales, que «pueden ser más favorecedoras o protectoras en el sentido de equilibro personal, emocional o familiar que tenga cada uno». Si trabajamos con especial intensidad, a un nivel de estrés muy elevado, los cambios entre trabajo y descanso son muy bruscos.
En este caso, este profesional aconseja aprovechar la vuelta de las vacaciones para plantearse el comienzo de otro ciclo en el que la persona lleve el control de su vida de una manera adecuada, con más equilibrio entre trabajo y descanso.
Aubá insiste en que hay que aprender a trabajar sin ir al límite y dejar cierto margen y espacio para otras cosas y para nosotros mismos.
Manejar bien las expectativas a la vuelta de las vacaciones con unos objetivos ambiciosos y de crecimiento personal, pero a la vez realistas y progresivos, es esencial para afrontar el nuevo ciclo. «Un error es empacharnos desde un primer momento», señala el doctor Aubá.
Pensamiento positivo es una de las recomendaciones que ofrece la psicóloga. Centrarnos en los aspectos positivos del momento presente; pensamientos negativos del tipo «Queda un año por delante para las próximas vacaciones!, «No puedo con ello» u «Otra vez lo mismo» nos pueden abocar al síndrome.
Reincorporarnos al trabajo a media semana, con la perspectiva del fin de semana cercano, y no llegar al domicilio el día antes de empezar a trabajar son otras pautas aconsejables.