Según el barómetro del CIS, radiografía de la sociedad española, la familia ha sido siempre la principal fuente de satisfacción para los españoles, y también refugio en época de crisis.
Mientras otros parámetros oscilan, los españoles se declaran altamente satisfechos con su vida familiar. Así, en 2010, era esta la que nos proporcionaba más satisfacción (el 75 por ciento), seguida de la salud (el 33 por ciento) o el trabajo (el 21 por ciento).
En 2012, sin embargo, la vida familiar se mantiene en los mismos términos, pero se observa que el trabajo pierde posiciones. Apenas el 15 por ciento de los encuestados lo consideran un motivo de satisfacción en su vida. Siete de cada diez decían entonces haber tenido que cambiar su forma de ocio y modificado sus costumbres.
En orden de prioridades, la familia era considerada muy importante por el 86 por ciento de los encuestados en 2010. Un porcentaje que aumentaba cinco puntos el año pasado.
El trabajo era valorado así por el 70 por ciento de los encuestados en 2013, frente al 62 por ciento de hace cuatro años. El bienestar económico apenas preocupaba entonces al 44 por ciento de los españoles.
Los datos del CIS colocan siempre a la familia a la cabeza en la respuesta a una pregunta, ¿en quién confiaría si las cosas le fuesen mal?. La inmensa mayoría dicen que confiarían poco o nada en la Administración. Apenas un dos por ciento, de media, cree que podría resolverle sus problemas.
Además, según el barómetro The Family Watch, más de la mitad de los hogares españoles considera que el papel que desempeña la familia en la sociedad no tiene un «adecuado reconocimiento» y el 75 % aboga por una mayor consideración legal en la educación, en los programas para fortalecerla y en las medidas políticas, económicas y sociales.