El Instituto Nacional de Estadística publicaba este martes que en España hay nada menos que más de 13.000 ancianos que han superado los 100 años, de los que casi el 80% son mujeres. Y esto no es lo más sorprendente. El INE prevé que para 2050 esta centenarios se multiplique por cuatro.
Con una esperanza de vida media de unos 82 años, nuestro país se ha convertido en el segundo más longevo de Europa. Estas personas se concentran sobre todo en Castilla y León, escondidos en pueblos donde la vida es tranquila y el estrés parece no existir.
Desde 1975, la edad media de los españoles ha envejecido unos diez años, hasta situarse en los 43 años, y esta evolución tiene que ver en un 75% por la caída de la natalidad (el número de hijos por mujer baja a 1,32), y en el 25% restante por la longevidad y mayor esperanza de vida, que se sitúa en los 82 años.
Pero hay provincias que son todavía más “viejas” de lo que marca la media. Un ejemplo de ello es Zamora que tiene una media de 50,1 años por habitante lo que significa que un porcentaje muy alto de la población ha pasado ya la barrera de la mitad de su vida (según la esperanza de vida).
En general, toda Castilla y León supera los 47 años de media, cinco más que el resto de España. Destaca también Ourense, ya que sus vecinos tienen una media de 50 años.
El sistema de bienestar puede colapsar
Aunque esto significa que cada vez viviremos más y en mejores condiciones de vida, tiene un problema de fondo. Si la natalidad fuera alta, que la población envejeciese no tendría que preocupar a nadie. Pero el problema está en que la natalidad ha bajado drásticamente en los últimos años.
El presidente de la fundación Salud y Vida, Eduardo Rovira, los ha calificado como un “problema gordo porque dentro de unos años habrá mas muertes que nacimientos y el sistema de bienestar del que actualmente gozamos peligra”.
Alejandro Navas, doctor en Sociología de la Universidad de Navarra, asegura que esto no solo está pasando en España, sino que es un fenómeno que se está extendiendo en todos los países desarrollados del planeta. “El primero en abrir esta tendencia fue Japón”, recuerda.
Y las consecuencias no van a gustar a nadie. Una de las que ya se está aplicando es el retraso de la jubilación de los trabajadores. Australia ha sido el último en dar este paso atrasando la edad para “descansar” hasta los 70 años y Alemania ya la ha dejado en los 67.
Otro de los problemas que puede desencadenar que haya más ancianos que menores en la actualidad, es que dentro de “20, 30 o 40 años se reduzca la cuantía de pensiones, lo que minará el bienestar de aquellos que llevan trabajando toda su vida”.
Incluso ya se comienza a escuchar la frase “fondo de pensiones privado” ya que este colchón respaldaría lo que en un futuro el sistema no podría mantener si se continúa con esta tendencia.