La natalidad ha caído drásticamente en los últimos 50 años. Cada año son menos los niños que nacen y más los jubilados y pensionistas a los que hay que mantener. Las cifras asustan. A día de hoy en España hay casi 7,5 millones de menores de 16 años frente a los 8,4 mayores de 65.
El Instituto Nacional de Estadística ha publicado este martes los datos provisionales del Padrón Continuo que revelan que solo el 16% de la población en nuestro país es menor de 16 años, lo que indica que si no aumenta la natalidad, dentro de unos años la diferencia entre la población actiba y la jubilada será abismal.
Retraso de la edad de jubilación y reducción de las pensiones
¿Hay que preocuparse? Alejandro Navas, doctor en Sociología de la Universidad de Navarra, asegura que sí, que la población joven sea menor que la anciana es un motivo de preocupación grave ya que supondrá la pérdida del sistema de bienestar que existe en España desde hace décadas.
Esto no solo está pasando en España, advierte Navas, sino que es un fenómeno que se está extendiendo en todos los países desarrollados del planeta. “El primero en abrir esta tendencia fue Japón”, recuerda.
Y las consecuencias no van a gustar a nadie. Una de las que ya se está aplicando es el retraso de la jubilación de los trabajadores. Australia ha sido el último en dar este paso atrasando la edad para “descansar” hasta los 70 años y Alemania ya la ha dejado en los 67.
Otro de los problemas que puede desencadenar que haya más ancianos que menores en la actualidad, es que dentro de “20, 30 o 40 años se reduzca la cuantía de pensiones, lo que minará el bienestar de aquellos que llevan trabajando toda su vida”.
Incluso ya se comienza a escuchar la frase “fondo de pensiones privado” ya que este colchón respaldaría lo que en un futuro el sistema no podría mantener si se continúa con esta tendencia.
A los Gobiernos les cuesta tomar medidas de largo alcance
Navas explica que aunque se podría empezar a tomar medidas que frenaran esta diferencia entre pequeños y jóvenes, los Gobiernos solo miran “por la legislatura, por los cuatro años que tienen que liderar y no suelen tomar decisiones de largo alcance que beneficien al futuro”.
Y esto es un obstáculo para poner remedio a la baja nataladidad y la ascendente mortalidad porque el problema «todavía no lo tenemos sino que llegará dentro de 25 años».
La pirámide de población augura problemas
Si los datos se traducen en una pirámide poblacional el augurio da miedo. Para que un país funcione la base de niños nacidos y menores de 16 años tiene que superar o al menos igualar a la de población activa. Lo que en España no ocurre.
Alejandro Macarrón, autor de ‘El suicidio demográfico en España’, traza un presente y un futuro negro sobre la situación de la población española: una sociedad que envejece demasiado rápido, con una baja natalidad y con pocas políticas de estímulo para revertir la tendencia.
“Necesitamos 250.000 nacimientos para frenar este desastre demográfico silencioso”, advierte el experto, director de la Fundación Renacimiento Demográfico, un centro de estudio sobre la materia.
Para que nuestra pirámide fuese mínimamente estable tendría que haber alrededor de 11 millones más de jóvenes entre 0 y 16 años.
¿Puede colapsar el sistema si sigue la tendencia?
“No sé si habrá un efecto abrupto, pero la situación será dramática”, dice Macarrón, que añade: “En 50 años, por cada nacimiento morirán dos personas”.
El demógrafo sostiene que esta situación debe afrontarse con una política fiscal y de pensiones que incentive a las familias con hijos, con medidas de conciliación personal y laboral y con sensibilización social: “No se habla de esto. De que estamos ante una enfermedad silenciosa, grave y desatendida”. Cita a Francia y Suecia como países que han empezado a tomarse en serio la crisis demográfica, con un sistema fiscal y de cotizaciones que premia a los hogares con niños.