La tasa de pobreza en España es una de las más elevadas de la Unión Europea, según informa Cáritas. En concreto, en España los pobres suponen el 21,8% de la población, un dato cinco puntos superior a la media europea que se sitúa en el 16,4%. Solo Rumanía y Letonia superan el dato español, duplicando los valores de países como Holanda que tiene un 10,3% y muy superior a la de Francia o a la de los países nórdicos que cuenta con un 13%.
Por su parte, el riesgo de pobreza se sigue materializando de forma distinta en el territorio español, con una marcada concentración en el suroeste peninsular y en Canarias. En el año 2010, la comunidad autónoma con mayor tasa de pobreza, Extremadura, superaba a Navarra, la comunidad con menor incidencia de este problema, en más de treinta puntos porcentuales (7,3% y 38,2%, respectivamente). Contrastan también las tasas del País Vasco (11,6%) y Asturias (12,3%) con las de las comunidades con los niveles más altos, que además de Extremadura, incluyen a Canarias (31,1%), Andalucía (30,1%) y Murcia (29,2%).
La crisis no ha alterado sustancialmente este patrón espacial. Algunas regiones, como Galicia y Castilla y León, han visto cómo se reducía su distancia respecto a la media nacional. La razón de fondo es el mayor peso en estas comunidades de la población mayor de 65 años, que, hasta la introducción de medidas correctoras del gasto en pensiones, soportó mejor la crudeza de la crisis por el mantenimiento de un ritmo de crecimiento de las cuantías de aquellas superior al de la renta media. Lo contrario sucedió en algunos territorios, como los dos conjuntos de islas, donde el crecimiento del desempleo se tradujo en un importante crecimiento de la pobreza.
Las cifras de 2001 revelan también como rasgo destacado en la evolución de la pobreza el crecimiento de sus formas más severas, con un salto muy importante en el periodo de crisis, que quebró la tendencia de reducción de este riesgo, que se había mantenido durante décadas. Los datos de la Encuesta de Población Activa permiten cuantificar el porcentaje de hogares que no reciben ingresos ni del trabajo, ni de prestaciones por desempleo o de la Seguridad Social.
Según esta fuente, tal situación afectaba a finales de 2011 a un 3,3% de los hogares españoles, cifra un 34% más alta que la que había al comienzo de la crisis. En términos absolutos, a finales de 2011 este problema afectaba a 580.000 hogares. En la medida en que este indicador es representativo de las formas más severas de pobreza, lo que se está registrando es un crecimiento sin precedentes de esta, superando en casi 150.000 hogares el valor máximo registrado en los últimos 25 años. La creciente incidencia de esta manifestación extrema de la pobreza cuestiona las posibilidades del sistema de protección a los desempleados y de la protección social en general para hacer frente a la crisis.