El cuerpo de Roser Palau, la barcelonesa fallecida en el terremoto del Nepal, ha sido repatriado este jueves a mediodía, cuando ha aterrizado en el Aeropuerto de Barcelona el avión que la transportaba, han informado a Europa Press fuentes conocedoras.
La familia ha recibido el ataúd en total intimidad en El Prat, y le han recibido también autoridades del Gobierno central y de la Generalitat. El Gobierno se ha puesto a disposición de ellos para los trámites y otras necesidades que puedan tener, a través de la delegada del Gobierno en Catalunya, Llanos de Luna, que ha acudido junto al subdelegado en Barcelona, Emilio Ablanedo, y al conseller de Presidencia de la Generalitat y portavoz del Govern, Francesc Homs.
Roser tenía 37 años y había ido al país asiático a practicar el senderismo en la región de Langtang, una de las más afectadas. Este área es muy apreciada por los amantes del trekking, y atrae cada año a muchos turistas de todo el mundo.
El infierno de Langtang
La catalana, quiromasajista de profesión, era una de las senderistas extranjeras que se vio atrapada por una avalancha de hielo, piedras y barro que arrasaron las laderas de las montañas tras el seísmo.
Desde el mismo día del terremoto su familia alerto de la falta de noticias sobre la joven, y se puso en contacto con las autoridades españolas para tratar de conocer el estado de Roser.
Un aspecto dramático del caso es que, según explicaba la madre de la víctima en una entrevista en Catalunya Ràdio, un error hizo que en un primer momento desde Exteriores les dijeran que estaba localizada y bien.