De todos los yihadistas que han actuado o han sido detenidos en España en las dos últimas décadas puede establecerse una tipología en la que se distinguen claramente tres generaciones, cada una coincidente con algún acontecimiento histórico que ha tenido una importante incidencia en el mundo islámico y que ha sido, por tanto, utilizado por los propagadores de la ideología salafista de acuerdo con sus fines.
La primera generación, que afecta a un 6% del total, fue radicalizada en la década de los ochenta y detenida entre 1996 y 2003. Los hitos que ayudaron al reclutamiento fueron la invasión soviética de Afganistán y la represión islámica del líder sirio Hafez Al Assad – padre de Bashar Al Assad –. De ahí que predominen los sirios y entre ellos, aquellos que integraron la primera célula que Al Qaeda estableció en España en 1994.
Según el informe del Instituto Español de Estudios Estratégicos, ‘Movimientos islamistas en España’, la conocida como ‘red Abu Dahda’ tiene su origen en un grupo de antiguos simpatizantes de la rama radical de Hermanos Musulmanes en Siria que llegaron a España, en la década de los 80, huyendo de la persecución en su país. A consecuencia de ello un pequeño número de simpatizantes del brazo armado de los Hermanos Musulmanes sirios emigraron a España y acabaron creando su propia red.
Otro importante yihadista perteneciente a la rama siria de los Hermanos Musulmanes fue Abu Musad al Suri, conocido como ‘Setmarian’, que abandonó su país natal tras el levantamiento de Assad, que produjo una masacre de los Hermanos en Siria. Setmarian pasó por distintos países, entre ellos España, donde vivió al menos desde 1986, aunque viajaba frecuentemente a Afganistán y Pakistán. Se cree que conoció a Bin Laden en Peshawar y que fue su estrecho colaborador hasta 1992, cuando regresaría a España.
La segunda generación, compuesta por el 51,5% fue radicalizada en los noventa, la década de la consolidación de Al Qaeda como núcleo fundacional del terrorismo moderno, pero también de la guerra civil de Argelia, de la guerra de Bosnia y del primero de los conflictos chechenos. Muchos integrantes de esta generación son de origen argelino y constituyeron la primera célula establecida por el Grupo Islámico Armado (GIA) en nuestro país, célula que fue desmantelada en Valencia en 1997.
Según asegura el investigador de la Universidad de Granada, Javier Jordán, en su estudio ‘El terrorismo yihadista en España: Evolución después del 11-M’, las redes argelinas – y también las marroquíes – se caracterizan por tener una alta capacidad de regeneración y pone el ejemplo de la red de Merabet Fahsi, desarticulada en enero de 2006 y que tenía conexiones con las desarticuladas en la operación Lago en enero de 2003, con la dirigida por Abdeladim Akoudad, detenido en octubre de aquel año y también con la desarticulada en la operación Tigris en junio de 2005.
La tercera generación de yihadistas (el 42,5%) fue radicalizada durante la primera década del siglo XXI y estuvo marcada por el atentado de las torres gemelas y las posteriores intervenciones en Afganistán e Irak. Siete de cada diez detenidos entre 2004 y 2012 pertenecen a esta generación, compuesta en su mayoría por marroquíes – sobre todo los responsables de la masacre del 11-M – y paquistaníes, como los vinculados a la célula Therik e Talibán Pakistán (TTP) desarticulada en Barcelona en enero de 2008.
Según asegura el investigador Javier Jordán, los paquistaníes resultan un grupo especialmente inquietante y dos de sus redes estaban realizando labores de vigilancia y de preparación de atentados terroristas en Barcelona en 2004 y 2008. “Las redes radicales paquistaníes son muy herméticas. A la diferencia lingüística se une el cierre comunitario, lo cual dificulta la obtención de información operativa y judicializable sobre su entidad real, actividades y contactos en el exterior”, asegura Jordán, quien advierte de que en Pakistán existen campos de entrenamiento frecuentados por radicales procedentes de Europa y algunos de ellos con el fin explícito de adquirir habilidades técnicas para atentar a su regreso.
Dentro de esta tercera generación de terroristas yihadistas, sobre todo en lo que respecta a los paquistaníes, se da el caso de que ya vienen radicalizados de sus países, por lo que el proceso de adoctrinamiento no se da en España, lo que baja ligeramente las estadísticas del fenómeno. En cualquier caso, si ordenamos en orden decreciente los países donde tienen lugar los procesos de radicalización en los terroristas que actúan o son detenidos en España y que no han sido adoctrinados en nuestro país, el ranking está liderado por Argelia, seguido de Pakistán, Marruecos y Siria.
Cabe explicar también que el porcentaje de individuos condenados por yihadismo y nacidos en España no llega al 5%, mientras que en Reino Unido, por ejemplo, casi el 80% de los detenidos tenía nacionalidad británica (en España sólo el 16%) y más de la mitad había nacido en las islas.
Lobos solitarios
En España es poco común la presencia de ‘lobos solitarios’ o individuos radicalizados sin un grupo detrás que haya actuado como catalizador de su islamización, sin embargo, tal y como apunta Javier Jordán en su estudio ya mencionado en septiembre de 2007 los Mossos d’Esquadra detuvieron en Girona a un individuo francés de origen marroquí que llevaba consigo dos bombonas de gas, material pirotécnico “y lo más desconcertante, una espada ninja ajustada en posición horizontal desde el asiento trasero a la espalda del conductor”. El individuo declaró que su intención era suicidarse a cuento de un desengaño amoroso, pero la policía encontró suficientes indicios como para no creerle: “el individuo se había cortado las uñas, se había afeitado el pecho y llevaba en el coche un comunicado impreso del Ejército islámico de Irak alabando el martirio”.
Según especula Jordán, este individuo podría haberse inspirado en el atentado de Glasgow de julio de 2007, en el que dos yihadistas se estrellaron en el aeropuerto con un coche cargado de latas de combustible. Para evitar morir quemado, el individuo habría colocado la espada de forma que al colisionar, le matase rápidamente. El individuo no era conocido por los servicios de seguridad franceses por lo que todo hace pensar que se trataba de un intento de atentado “poco sofisticado” y planeado probablemente en solitario.
El estudio de Javier Jordán, que cruza datos de las 28 principales operaciones yihadistas efectuadas entre los atentados del 11-M y 2009, llega a una curiosa conclusión y es que las células terroristas, cuanto más independientes, más sanguinarias son. Según su estudio, 22 de los casos corresponden a redes coordinadas y sólo cinco eran células independientes, sin embargo sólo una de las 22 redes coordinadas preparaba un atentado, mientras que cuatro de las cinco células independientes lo preparaban. El investigador resuelve que entre las grandes redes es más rentable y eficaz dedicarse a cuestiones logísticas antes que optar por ser muy activas y arriesgarse a tener a la Policía encima de sus operaciones. En el caso de las llamadas ‘redes de base’ o células independientes, al carecer de recursos para llevar a cabo funciones de mayor envergadura suelen ser muy activas en su acción propagandista y también en su activismo terrorista, si bien adolecen también de cierta falta de profesionalidad, lo que las hace – de momento – más vulnerables e ineficaces.