El caso de Nicolás ha arrasado en los medios, en internet, en las televisiones… Todo el mundo espera de él una explicación, un cómo. ¿Es posible que un chiquillo burle las medidas de seguridad del jefe del Estado y se fotografíe con los personajes más relevantes de la política nacional? Recuerdo al Leonardo Di Caprio de »Atrápame si puedes» aunque la gente sigue pensando que él no pudo hacerlo todo solo. No es de extrañar que los medios hagan cola en busca de una imagen que no llega.
Los vecinos del madrileño barrio de Prosperidad se preguntan dónde estarán residiendo ahora los padres de Francisco Nicolás Gómez Iglesias, más conocido como «el pequeño Nicolás», el joven que ha sido acusado de estafa documental y falsedad y sobre el que ha recaído una investigación y que ahora se encuentra en libertad provisional.
En torno a las once y media de la mañana el norteño barrio de Prosperidad, perteneciente al madrileño distrito de Chamartín, se encuentra en plena agitación matutina y los vecinos van y vienen con sus quehaceres, recados y demás ocupaciones. En plena calle los residentes de la zona no tienen otro tema de debate: «¿Qué sabéis del «pequeño Nicolás»?
Los vecinos relatan a lainformacion.com cómo este barrio se ha convertido de la noche a la mañana en un hervidero de periodistas, incluso de curiosos. En este enclave viven, o al menos residían hasta la fecha, los padres de Nicolás Gómez Iglesias. Unas vecinas relatan a este medio que desde el miércoles pasado no hay ni rastro de sus progenitores y es cierto que las persianas del inmueble de la familia están completamente bajadas, como si nadie estuviera viviendo allí.
En el bar de debajo de la vivienda, su propietario asegura que los padres de Nicolás tomaban café en su establecimiento todos los mediodías, que eran una pareja de apariencia de lo más normal, dos personas trabajadoras. El padre del «pequeño Nicolás» trabajaba en una empresa que se dedicaba al reparto con mensajería, explican a este medio.
La madre de Nicolás Gómez Iglesias, cuenta un vecino, trabajó como auxiliar administrativa, como guarda jurado en el Museo del Prado e incluso llegó a regentar un establecimiento hostelero ubicado en la misma calle de la vivienda junto con un socio. Aunque ahora el negocio se encuentra en otras manos.
Las vecinas congregadas en la calle aseguran que conocen a la familia desde siempre, aunque su relación no ha ido más allá de un cordial saludo, que los conocen por haber vivido en el barrio. De hecho comentan que unas calles más abajo está aparcado el coche de la familia, que lleva allí varios días inmóvil y que no han vuelto a ver a los padres.
Cuentan que eran reservados pero cordiales, que incluso en unas elecciones, cuando Nicolás contaba con menos edad, dos vecinas se encontraron con ellos en uno de los colegios electorales, que les saludaron efusivamente, al parecer actuaban como interventores.
Estas mismas personas creen que sus progenitores no volverán a aparecer por allí. «Seguramente se tendrán que ir del barrio, imagínate, me da mucha pena porque esta noticia ha hundido a la familia» explica una residente a lainformacion.com.
Ninguno de los que por allí transitan sale de su asombro. Todos les conocen desde que era niño, de vez en cuando le veían por el barrio. Una de las vecinas cuenta que no iba vestido con ropas tan lujosas como las que se ha comentado en los medios, dice que vestía con polo y vaqueros, «como iría cualquier chico de sus edad». Nada que ver con los trajes a medida y las camisas de telas lujosas de las que se hablaba estos días, cuando paseaba por el barrio su apariencia era más bien la de un chico corriente.
La vivienda de su abuela, en la que residía, rezuma normalidad
Nicolás Gómez Iglesias no residía con sus progenitores en el distrito de Chamartín, de hecho desde los catorce años vivía con su abuela en una vivienda ubicada cerca de la glorieta de Cuatro Caminos también en Madrid. La casa, donde reside gente trabajadora y en la que vive su abuela paterna, rezuma normalidad, dista mucho de lo que el «pequeño Nicolás» acostumbraba a hacer en los últimos tiempos. Fiestas, actos oficiales, codearse con famosos, etc.
Su «otra vida», la de verdad, refleja una apariencia normal, lejos del lujo y de los actos destacados en los que participaba el joven universitario de veinte años. En esta urbanización hay varias entradas y dicen que vieron este lunes saliendo de ella a Nicolás.
Lainformacion.com ha tenido acceso a una de las viviendas de esta urbanización, enfrente del portal de la casa del pequeño Nicolás, para tener una idea de cómo podría vivir este joven, acostumbrado a codearse con políticos como José María Aznar, o el mismo Rey de España. Estas son viviendas que se construyeron en un principio para ser casas de militares, hace cerca de cuarenta años, aunque hoy en día también las habitan civiles.
Son pisos en los que habitan familias trabajadoras, como la de Nicolás Gómez Iglesias, amplios y extensos, con amplios ventanales y espaciosos. Nada que ver con el lujo al que tenía acceso el «pequeño Nicolás» en sus tejemanejes políticos y económicos.