El estado de salud de la auxiliar de enfermería Teresa Romero, de 44 años, infectada por el virus del ébola, pasa por una fase crítica. Las próximas horas serán determinantes y el suministro del suero ZMAPP, que han traído especialmente de Bélgica para ella, podría facilitar una evolución positiva.
Teresa ha sido la primera persona que ha contraído la enfermedad -que acaba con la vida del 50% de las personas que la padecen- en Europa y la gestión de esta crisis sanitaria ha dejado en evidencia numerosas negligencias, acusaciones, confusiones, ocultamientos e incumplimientos.
El pasado 7 de agosto llegaban a España desde Liberia Miguel Pajares, el primer español contagiado de ébola, que era ingresado en el Hospital Carlos III-La Paz de Madrid. La auxiliar de enfermería Teresa se presentó voluntaria para atender el misionero.
El 12 de agosto, pese a los numerosos esfuerzos, y las críticas de algunos por haber sido trasladado a España, fallecía Pajares, el primer muerto por el ébola en territorio europeo.
El 21 de septiembre se repatría, desde Sierra Leona, al misionero sacerdote Manuel García Viejo, también infectado por el ébola. Nuevamente Teresa acude como voluntaria para asistir al misionero.
El 25 de septiembre muere Garcia Viejo. La auxiliar Teresa Romero le atiende en vida -para limpiar sus vómitos y cambiar las sábanas- y una vez que muere, es una de las encargadas de limpiar la habitación. Al quitarse el traje, posiblemente se produjo el contagio. La sanitaria pudo rozarse con la mano los ojos.
El pasado 27 de septiembre, Teresa Romero decidió coger vacaciones, dos días después de la muerte de García Viejo, posiblemente el día que contrajo la enfermedad. Tras haber atendido al enfermo de ébola el protocolo señala que debía tomarse la temperatura dos veces al día.
El mismo día 27 la sanitaria se presenta a unas oposiciones a Auxiliar de Enfermería en la Universidad Complutense de Madrid. Compartió aula con otros cincuenta aspirantes, pero a la convocatoria acudieron miles de personas.
Tres días más tarde, el día 30, la enferma empieza a sentir los síntomas de la enfermedad, pero todavía eran muy leves y no los identifica con el ébola. Llama al Servicio de Prevención de Riesgos Laborales del hospital Carlos III, pero no llega a superar los 38,6 grados de fiebre, lo previsto en el protocolo, y deciden no internarla. La instan a que tome precauciones y que siga observándose. Según apuntó Sanidad, posiblemente la auxiliar no comunicó que atendió a dos enfermos de ébola.
Más tarde la auxiliar acudió al centro de salud Alcorcón, pero tampoco se identifica como una de las personas que atendió a los misioneros. Le diagnostican gripe -común en esta época del año y con síntomas similares- y le recetan paracetamol. Antes de volver a su casa fue a una peluquería a depilarse. Alli tuvo contacto con varias personas y dos ellas están bajo vigilancia, por los riesgos claros al que estuvieron expuestas.
El día 2 de octubre llama por teléfono al Hospital Carlos III siguiendo las instrucciones que fueron facilitadas por teléfono por el facultativo especialista de riesgos laborales e informa de que tenía fiebre de 38 grados. En ese momento la sanidad madrileña se pone en contacto con ella dos veces al día para que informara de la fiebre que tenía, según reconoció el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Rodríguez.
Un día después, el día 3, tiene 36 grados, sin haber consumido ninguna medicación, y niega cualquier incidencia con la protección personal y contacto con fluidos del paciente. Transcurren tres días y llama al sistema de alerta de salud pública con fiebre de 37,3 grados y tos, además de astenia y mialgias, y desde Salud Pública adoptan la decisión de trasladar un equipo del SUMMA 112 al domicilio de la paciente, desde donde fue trasladada a Urgencias del Hospital Fundación de Alcorcón. Alli posiblemente se produjo una nueva negligencia o incumplimiento, ya que la ambulancia que la trasladó posteriormente hizo siete servicios más.
El día 6, se realiza la primera prueba del ébola y da positivo. Una segunda prueba confirma el primer positivo por ébola fuera de África en el mundo. La enferma asegura que se enteró de la noticia por la prensa, a través de su teléfono. Se la traslada desde Alcorcón hasta el Hospital Carlos III de Madrid, donde la ingresan en la sexta planta.
El 7 de octubre comienzan a tratarla con suero de la hermana Paciencia, la monja que vino con el misionero Miguel Pajares y que estaba contagiada y se curó. El marido de Teresa avisa de que quieren sacrificar a su perro, Excalibur. El perro es sacrificado e incinerado
El día 9 de octubre, la casa y la sala del Hospital de Alcorcón son descontaminadas. Durante los dos últimos días, la Consejería de Sanidad ha responsabilizado a la enfermera del contagio, motivado por un error humano, en un intento de delegar responsabilidad. El consejero Javier Rodríguez aseguró que la auxiliar pudo haber mentido, ocultó su enfermedad a los sanitarios a los que acudió, señaló que no hacía falta un máster para ponerse un traje antiébola y cuestionó que la sanitaria, ya enferma, acudiese a la peluquería para depilarse.
También ha habido cruce de acusaciones del colectivo de enfermero e informaciones confusas sobre el estado de salud de Teresa.
El día 9 también se produce un giro por parte del Gobierno. Se cambian los protocolos del ébola.
El día 10, Teresa continúa estable dentro de la gravedad. La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría asume la coordinación de la crisis del ébola y el presidente Mariano Rajoy acude al Hospital Carlos III. Hay da una breve rueda de prensa en la que trata de tranquilizar y en la que valora la gestión de los sanitarios.