La rueda de reconocimiento que tenía previsto celebrarse hoy en los juzgados de Plaza de Castilla ha quedado aplazada hasta la semana que viene, según han confirmado fuentes jurídicas.
Esta diligencia podría resultar determinante y en ella participarán algunas de las víctimas del agresor. En un principio, está previsto que dos de las pequeñas no asistan.
De entre todas las menores raptadas por el presunto pederasta, es la última, secuestrada en el distrito de Hortaleza el pasado 22 de agosto, la que recuerda sus rasgos con mayor nitidez, ya que no fue drogada, como sí ocurrió con otras pequeñas.
El testimonio de esta niña, de origen dominicano, resultó ya clave para la detención, ya que describió a un hombre de complexión fuerte y dijo a los agentes que el agresor la había limpiado con una toalla con el distintivo de un gimnasio.
La Policía ha acordado que este trámite, especialmente delicado, se realice de la forma más ágil posible, con el fin de evitar a las pequeñas una situación que de por sí resulta traumática.
También a lo largo de la semana, Ortiz podría participar en otra diligencia importante, la reconstrucción de uno de los secuestros.
Antonio Ortiz, detenido el pasado miércoles en Santander, permanece desde el viernes en un módulo de especial seguimiento de la cárcel de Soto del Real, la misma en la que cumplió condena cuando fue sentenciado a nueve años de prisión por los abusos sexuales a una niña, en 1998.
La juez encargada del caso, María Antonia de Torres, decretó su ingreso en prisión incondicional y sin fianza después de que Ortiz se negase a declarar. Hasta el momento, ha rechazado los delitos que se le imputan, un total de quince. Cinco agresiones sexuales, otros tantos secuestros, tres tentativas de rapto y otros dos intentos de homicidio.
Desde su detención, los investigadores han intentado ocultar el rostro del presunto pederasta para no alterar los resultados de esta rueda de reconocimiento y evitar que las niñas pudiesen estar contaminadas al ver las fotografías difundidas.
Sin embargo, algunos jueces han manifestado su disconformidad sobre la gestión de información sobre el caso y también la juez se ha mostrado preocupada porque la difusión de datos sobre el detenido haya podido afectar al procedimiento y ha decretado el secreto de sumario.
También a lo largo de la semana, Ortiz podría participar en otra diligencia importante, la reconstrucción de uno de los secuestros.
La defensa de Antonio Ortiz ha solicitado hoy la anulación de esta rueda por la revelación de datos de su cliente. El abogado ha pedido que se abra una causa contra el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, por revelación de secretos.
«No es una prueba determinante»
La preocupación porque la rueda de reconocimiento pueda quedar invalidada si las niñas han tenido contacto con las imágenes del pederasta es uno de los asuntos prioritarios para los investigadores. En cualquier caso, fuentes jurídicas aclaran que las fotografías e imágenes que están circulando serían bastante antiguas y no se corresponden del todo con el aspecto actual de este individuo.
“En estas ruedas de reconocimiento se corre el riesgo de que no se identifique a quien ha cometido un hecho, sino a quien ha visto una fotografía”, explica Norberto de la Mata, Catedrático de Derecho Penal de la Universidad del País Vasco, “pero supongo que los padres y familiares han sido ya muy cuidadosos para que las niñas no hayan visto las imágenes”.
Este experto recuerda que la rueda de reconocimiento no es, ni mucho menos, “una prueba determinante”. “Hay otras, como de ADN, de sangre, y de cualquier otra índole que resultan más importantes”, aclara, “Si seis o diez personas lo identifican sin lugar a dudas, entonces sí. Pero esto no suele ocurrir”.
Aplicando el protocolo habitual en los casos en los que las víctimas son menores, las pequeñas no estarán solas, “suelen ir acompañadas de un psicólogo que les hará preguntas”, explica De la Mata, y seguramente también por sus familiares, un gran apoyo en el momento de ver a su posible agresor. “No es una rueda normal, ni estarán nunca cara a cara con su supuesto agresor. Siempre va a primar el bienestar de las pequeñas”.
En una rueda normal de reconocimiento participan cinco personas. En muchos casos, se recurre a alumnos de Derecho. “Se busca a personas normales y corrientes, de la misma estatura y complexión y se pide a las víctimas que lo identifiquen”, dice este profesor. Las especiales características de este sujeto, en extremo musculado, pueden complicar la formación de esa rueda, según algunos expertos.
Las ruedas de reconocimiento pueden realizarse mediante cristal (en el que las víctimas ven a su agresor, pero no a la inversa), o por fotografía. Ello dependerá del grado de madurez de las pequeñas, y de cómo los psicólogos consideren que les podría afectar el trámite, de por sí ya muy complicado.
En cualquier caso, los expertos aclaran que las ruedas de reconocimiento sirven únicamente a efectos de la investigación, “La única prueba válida es la del juicio oral”, dice este profesor.
Así, por tanto, las niñas, que ya declararon en su momento ante los agentes, tendrán que volver a contar sus recuerdos ante el juez “pero en ningún caso se confrontarán con el pederasta”, afirma este experto. Ese es el único trámite que permite dar validez a los testimonios.
Algunos detenidos intentan cambiar de aspecto
Un dato bastante habitual en estos procedimientos es que los detenidos que deben someterse a una rueda de reconocimiento traten de variar su aspecto para evitar ser reconocidos. Bien sea alterando su físico con una pérdida de peso, o su indumentaria, vistiendo de forma totalmente opuesta a cómo lo hacía cuando cometió el delito.
Éste podría ser también el objetivo de Antonio Ortiz que, desde su detención el pasado miércoles, ha perdido hasta ocho kilos, según una información publicada hoy por el diario El Mundo. Según fuentes policiales referidas por el periódico, se sospecha también que el presunto agresor con su adelgazamiento esté intentando que el resto de presos no lo reconozcan.
El presunto pederasta de Ciudad LIneal se negó a comer tras su detención y también durante los registros realizados en su vivienda. Junto a este hecho, los especialistas atribuyen también esta pérdida de peso al cese de su ejercicio habitual en el gimnasio, al que acudía diariamente y a que no ingiera las sustancias anabolizantes que consumía.