Sobre el proceso de venta de Evo Banco, la filial de la nacionalizada Novagalicia, sólo hay dos certezas. Una, que si sale adelante caerá en manos de fondos extranjeros. Y la otra, que va a medir el auténtico apetito inversor por la banca española quebrada antes de la subasta de esos dos platos fuertes que son la propia Novagalicia y Catalunya Caixa. La venta de Evo, que podría estar cerrada la semana que viene, va a ser una estupenda piedra de toque.
Del precio de la operación va a depender que el Estado pueda enajenar su participación en los dos bancos »zombies» a un precio medianamente razonable. La mejor prueba de la calidad del balance de EVO es que un segundo después de que se repartiera el cuaderno de venta del grupo, en mayo, todas las entidades financieras españolas expresaron »sotto voce» su más absoluto desinterés por la operación.
Los grupos españoles se desmarcaron inmediatamente de la posibilidad de adquirir una marca que no está consolidada, con una base de clientes tan jóven como poco fiel, y que sumaría otras 80 oficinas y más de 600 empleados en un momento en el que la banca española está en plena reconversión en el mercado nacional, ajustando sus costes por la caída de los márgenes y el aumento de la morosidad.
Por lo tanto, sólo los grandes fondos extranjeros han mostrado interés por Evo. Fuentes del mercado aseguran que, no obstante, sólo comprarán a precios de saldo. Y recuerdan como otra filial de Novagalicia, Banco Gallego, fue vendida a Banco Sabadell por un euro y ayudas públicas.
«El perfil de Evo es más atractivo, pero sin exageraciones, gracias al duro ajuste de plantilla y de oficinas que se ha hecho antes de la operación. Ha sido »maquillado» para una venta rápida y barata. El desinterés de la banca española pone Evo en manos de los fondos buitre, que nunca pagan un céntimo de más«, aseguran fuentes cercanas al proceso.
Con casi 224.000 clientes, créditos gestionados por 685 millones de euros y ahorros bajo gestión de 1.600 millones de euros, EVO Bank es considerado por los analistas como «una historia pura de reestructuración. Para un capital riesgo puede tener sentido quitarle la grasa que aún le sobra y poner a velocidad de crucero lo bueno para vender en dos o tres años. Pero para eso tiene que comprar a precios de derribo».
Si el pasado mes de marzo el Frob tuvo que suspender la subasta de Catalunya Caixa ante el absoluto desinterés de los potenciales compradores -Popular y Santander presentaron ofertas de derribo y otras entidades como Sabadell, Kutxabank y BBVA se quitaron de enmedio por la falta de ayudas por parte del Estado- no es de esperar que el Estado vaya a recuperar con la venta de EVO una parte mínimamente significativa de los 5.425 millones de euros que le fueron inyectados a Novagalicia Banco tras el rescate del sector financiero español.
La más que previsible venta de EVO esta semana sera la antesala del arranque de la subasta de Novagalicia, que el Estado quiere sacar adelante el próximo mes de septiembre. Santander, BBVA, La Caixa y cuatro fondos liderados por el estadounidense Guggenheim están estudiando la operación, que sólo saldrá adelante con un gran esquema de protección de activos (EPA) que blinde a los compradores de las potenciales pérdidas futuras de las entidad.