1-No conectan las personas
–Desde su nacimiento, el punto más débil de la Unión Europea, cuya arquitectura ha mimetizado la del Estado sin alcanzarlo, ha sido su vinculación con el individuo. La Unión tenía territorio, tenía poderes políticos, tenía derecho –muy potente−, pero le faltaba el elemento más vivo y legitimador: el pueblo.
-Así que una primera conclusión inmediata es que no todos los europeos se sienten como tales y, además, que la europea es una identidad compartida que coexiste al mismo tiempo con una identidad nacional más exclusiva. La europea es una identidad construida en dos niveles compatibles y no excluyentes, aunque no necesariamente en una relación armónica.
2- La crisis pilló desprevenida a la Unión Europea
-La crudeza de la crisis, los efectos letales sobre la calidad de vida de los ciudadanos, paro, subempleo, pobreza, etc., sobre el modelo social europeo en definitiva, han expuesto a la luz la fragilidad y vulnerabilidad de la ciudadanía europea. Debemos reconocer que el ciudadano no se ha sentido defendido por la Unión.
-La UE no ha sido capaz de promover la cohesión y la solidaridad entre los EE. MM., ni de propiciar un reparto equitativo de las consecuencias de la crisis, ni entre los Estados ni entre las clases sociales, ni de asegurar el control de la economía financiera por parte de la política, ni de controlar los paraísos fiscales ni siquiera dentro de sus fronteras.
Las encuestas de opinión registran una tendencia similar en el último lustro: la desafección creciente de un gran número de ciudadanos respecto de la construcción europea, incluso en países de tradición fuertemente europeísta como España. Las razones últimas de esta deriva son fundamentalmente económicas. Radican en el pesimismo irradiado por la Gran Recesión y el consiguiente aumento del desempleo, y en el sesgo de la política económica preponderante en la zona del euro, de inspiración fundamentalmente proveniente del ordoliberalismo alemán
Para nutridos sectores de la ciudadanía de los países periféricos / vulnerables / sobreendeudados, las recetas de la austeridad exenta de modulaciones constituye el elemento multiplicador y propagador de la propia crisis, a través de los mecanismos europeos.
-A lo largo del año 2013 la situación económica en la Unión europea (UE) y en particular en la zona del euro se ha estabilizado. El riesgo de una ruptura del euro ha disminuido de manera notable, gracias especialmente a la intervención decisiva del Banco Central Europeo (BCE) en el verano de 2012, cuando se decidió por fin a actuar y tomar todas las medidas “que sean necesarias para salvar al euro”, en palabras de Mario Draghi. Se puso en marcha entonces el programa que permite compras ilimitadas de bonos soberanos de aquellos Estados cuya deuda pública esté siendo objeto de ataques especulativos.
-El crecimiento potencial estimado es limitado en estos países, debido a problemas de baja productividad y poblaciones envejecidas. Aunque la zona del euro salga técnicamente de la recesión en 2014, el crecimiento real parece que continuará por debajo del 1% en los próximos años, lo cual implica el mantenimiento de altas tasas de desempleo en un buen número de países.
-En particular, el problema griego sigue sin resolverse y, pese a las tremendas medidas de ajuste que han sido impuestas, su deuda pública sigue sin tocar techo. Es muy posible que a medio plazo el país heleno acabe necesitando un nuevo programa de asistencia financiera, incluyendo una quita parcial.
-Las mejoras de competitividad se ven muy limitadas por un tipo de cambio demasiado fuerte del euro con respecto al dólar estadounidense.
3- Menos democracia, poca transparencia
-La crisis no ha extendido la democracia europea. La ha encogido.
-La insatisfacción con la democracia europea ha ido aumentando en los últimos años transcurridos desde el comienzo de la crisis, hasta tal punto que, en 2012, dicha actitud resultaba incluso predominante en países como Grecia (77 % no satisfechos con la democracia en la UE), Portugal (66 %), España (54 %), Italia (53 %), Reino Unido y Austria (52 % en cada caso).
-Tras el comienzo de la crisis y en el contexto de las medidas de austeridad tomadas para paliar los efectos de la misma, hubo una caída significativa del nivel de confianza de los ciudadanos en cada una de las instituciones europeas.
-Angela Merkel, canciller alemana, no tiene que responder ante los ciudadanos griegos por las decisiones que el Consejo Europeo tome sobre ellos, y que condicionan sus vidas, aunque esas decisiones hayan sido promovidas y alentadas por ella. Es esta diferencia entre capacidad de decidir y obligación de rendir cuentas la que causa el déficit democrático de las instituciones intergubernamentales europeas.
4-El discurso único, no convence
-Cuando se afirma que, ante las políticas de recortes en sanidad, educación, dependencia o de desregulación laboral, no hay nada que hacer, la realidad lo desmiente.
5-No hay política inmigratoria
-La mejor política contra la inmigración ilegal es la ayuda al desarrollo, interrumpida bruscamente con la crisis económica.
-Es obvio que la lucha contra las organizaciones que se benefician del tráfico de inmigrantes debe ser un punto fuerte de la política migratoria, pero hemos de volver a insistir en que ello ha de ir acompañado de la apertura de otras vías migratorias distintas de las que ofrecen los traficantes.
-La normativa de asilo ha adolecido de un problema similar al de la normativa de inmigración: la excesiva discrecionalidad que permite en su aplicación, o la ambigüedad de partes de su articulado. La Comisión Europea ha tratado de llegar a normas más precisas, pero cuando eran sometidas a la aprobación del Consejo, el tira y afloja entre los Estados miembros acababa dando lugar a Directivas o Reglamentos con demasiadas opciones para la discrecionalidad, que permitían prácticas distintas e incluso contradictorias entre distintos Estados.
6-El estado del bienestar, poco defendido
-La financiación del golpeado Estado de Bienestar pasa por los eurobonos y por una fiscalidad europea apoyada en la armonización de los impuestos directos, un impuesto de transacciones financieras y un programa europeo de lucha contra el fraude tributario.
-El no cumplimiento de los convenios colectivos, agravado en los países en donde no existe salario mínimo legal, ha venido motivando un número creciente de conflictos. Las modalidades del “dumping laboral” han sido: contratación por obra o servicio por parte de Administraciones públicas, subcontratación y contratación a través de empresas de trabajo temporal.
-Aunque en varios países del euro se hayan llevado a cabo reformas estructurales que a medio plazo pueden contribuir a la mejora de la productividad y del crecimiento potencial, la política que ha predominado ha sido la del ajuste fiscal, lo que se ha combinado con la moderación salarial, reduciéndose así tanto el salario directo como el indirecto (servicios del Estado del Bienestar), con el consiguiente impacto negativo en la demanda agregada.
7-Escasa solidaridad entre ciudadanos europeos
-En cuanto a la “repolitización” del debate europeo, que recientemente reclamaba Jürgen Habermas, solo será posible profundizando precisamente en el “estatus de ciudadanía activa europea”. Es lo que se conseguiría permitiendo a los ciudadanos residentes y con arraigo en otro país de la Unión votar en las elecciones generales o regionales, sin perder el derecho al voto en su país originario.
También se conseguiría facilitando la libre circulación de personas, con independencia de su nacionalidad, haciendo posible que un trabajador que haya perdido el empleo en un país distinto al suyo pueda permanecer allí un tiempo dilatado para encontrar otro, sin verse obligado a romper el modo de vida que ha encontrado y sus lazos sociales y profesionales. En cuanto a la protección diplomática y consular, se han producido avances pero es, desde luego, un aspecto cuantitativamente residual en la configuración del estatuto.
8-Lo único que se vota, el Parlamento, tiene poca fuerza
-El Parlamento Europeo (PE) –la única institución de la UE elegida directamente por los ciudadanos–, a pesar de haber ampliado su campo de competencias en el Tratado de Lisboa, continúa padeciendo un déficit de competencias en comparación con un parlamento clásico: no tiene iniciativa legislativa plena, no puede censurar a los comisarios individuales, necesita una mayoría de dos tercios para aprobar una moción de censura colectiva de toda la CE, que no puede ser constructiva, y carece de un formato con los representantes de los estados de la zona del euro, para tratar los asuntos relativos a la moneda única, lo que produce evidentes disfunciones cuando se trata de estas materias.
-Lo que ha pasado en los seis últimos años, desde el inicio de la crisis, es que el Consejo Europeo ha ido asumiendo más y más poder, convirtiéndose en la práctica casi en la única institución decisoria de la Unión, en detrimento de la CE, que ha pasado a actuar como un órgano ejecutivo subordinado a las decisiones intergubernamentales, y del PE, que carece del poder y la influencia necesarios para imponer su criterio.
9- La unión bancaria tarda en llegar
-El 18 de diciembre el Consejo de Ministros de Economía y Finanzas (ECOFIN) alcanzó un acuerdo sobre la segunda “pata” de la unión bancaria, el mecanismo único de resolución. Una decisión decepcionante por el carácter intergubernamental del mecanismo, el complicado sistema de decisión y la escasez del fondo de liquidación, cuya constitución se dilata diez años.
10-crece la xenofobia
-El fracaso de la UE en dar soluciones a los problemas de la gente hace crecer el nacionalismo y la insolidaridad, mientras que la amenaza de exclusión social aumenta el recelo ante los extranjeros en general, y los inmigrantes en particular, abonando el terreno para el crecimiento de partidos populistas y de extrema derecha que nunca habían florecido tanto desde los años 30 del siglo pasado.
A pesar de que la extrema derecha causó el siglo pasado la mayor catástrofe provocada por el hombre, la Segunda Guerra Mundial, los partidos de esta ideología actúan en Europa con total libertad, sin despertar prácticamente reacciones o respuestas firmes ni en los partidos democráticos, ni en la sociedad civil.
11-Merkel piensa en Alemania y no en Europa
Angela Merkel, como canciller, se encargaría de que los contribuyentes alemanes no tuvieran que financiar las consecuencias de una política económica equivocada y del estancamiento de las reformas en otros países de la zona del euro. Esta línea de argumentación, junto con un compromiso de principio respecto a la integración europea, cosechó un enorme éxito durante la campaña electoral.
12-La inflación, un peligro
-Una inflación tan baja en el conjunto de la zona del euro dificulta a los países de la periferia ganar competitividad vía reducción de costes no salariales, quedando la vía de recurrir a ulteriores reducciones salariales así como de los márgenes empresariales. Al mismo tiempo, una inflación tan reducida en el tiempo tiene un efecto particularmente duro para los países más endeudados. En particular, con baja inflación la reducción de la deuda pública obliga a los países a generar grandes superávits fiscales primarios, que a su vez tenderán a socavar el crecimiento en un círculo vicioso que se refuerza a sí mismo.
13- La UE incapaz de frenar el paro
-A pesar de la recuperación coyuntural que se espera para los años 2014 y 2015, no se aprecian cambios significativos en la situación del mercado laboral en Europa. De hecho, la Comisión Europea predice un nuevo incremento de la tasa de desempleo para 2014, antes de que pueda entreverse un ligero descenso ya en 2015. En definitiva, no existe actualmente ningún indicio que apunte en un futuro cercano hacia una disminución sustancial de los elevadísimos niveles de desempleo que se registran en Europa.
-La Comisión Europea no espera un descenso notorio del paro en ningún país de Europa en un futuro cercano. Los pronósticos para 2014 vaticinan un estancamiento o incluso un empeoramiento el mercado laboral en catorce de los veintiocho Estados de la UE. La Comisión Europea espera una leve mejoría en prácticamente todos los países en 2015, aunque estas estimaciones suscitan serias dudas
14-los salarios van a pero en la UE
-El año 2014 tampoco presenta visos de un cambio de tendencia en lo que se refiere a la evolución de los salarios reales seguirán estancándose en todo el territorio de la UE, mientras que en trece Estados miembros todavía se prevé que puedan continuar bajando.
-El nuevo patrón de desarrollo de las políticas salariales europeas, basado en las rebajas de los salarios reales, no es solo sintomático del debilitamiento estructural de la posición de negociación de los sindicatos, fruto de la crisis económica y del elevado índice de desempleo, sino también del resultado de un nuevo intervencionismo salarial en el que la política influye de forma activa en la fijación de las retribuciones
-Cabe temer que en muchos países europeos persistirá la presión internacional sobre la política salarial, y que en el marco de la UE los salarios seguirán evolucionando en la misma línea en la que lo han hecho hasta la fecha. Es poco probable que en el futuro los salarios contribuyan a la mejora de la demanda agregada en Europa, sin la que no será posible fortalecer el crecimiento ni lograr una reducción significativa del desempleo.
15-esta vez sí, los electores ven su voto importante
-La crisis ha puesto de manifiesto también a ojos de la ciudadanía numerosas fallas institucionales, tanto en el interior de los EE. MM., como a nivel europeo, con la consiguiente desafección política, y ha abierto una brecha de confianza entre el Norte y el Sur de Europa.
-La crisis ha puesto de relieve que la Unión no es una entidad per se buena y que tienda al progreso. Muy al contrario, es un entramado de políticas que pueden ser muy distintas en su concepción y en sus resultados. Por tanto, todo indica que nos encaminamos hacia unas elecciones en las que el ciudadano que podríamos calificar de europeísta, a la hora de votar, se plantee que hacer avanzar Europa es algo que quiere pero que solo apoyará dependiendo de un hacia dónde y un para qué definidos.