Elvira Rodríguez, presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), no olvidará esta semana. El escándalo contable de Pescanova y la gran estafa de las preferentes la han colocado en el ojo del huracán. A la voz de ya, Rodríguez tiene que decidir -hoy mismo- las condiciones en las que los afectados por los productos híbiridos podrán recurrir al arbitraje para intentar recuperar la mayor parte de si dinero. Y sin dilación alguna también tiene que dar una respuesta contundente a la actuación del presidente del grupo pesquero, Manuel Férnandez Sousa.
La sensación general es que la CNMV está en permanente fuera de juego cuando de los grandes asuntos se trata. No es algo puntual. Es una situación que se repite a lo largo de toda la historia de la institución. Ahí están los casos de la salida a bolsa de Bankia, las cuotas participativas de la CAM, la comercialización de preferentes, y mucho antes la batalla por Endesa o la gestión de las grandes OPAS en el sector inmobiliario… La CNMV no puede quitarse la imagen de debilidad y falta de determinación que casos como el de Pescanova demuestran.
Son muchos los »broker» que aún no se explican cómo la CNMV decidió levantar la suspensión de cotización del grupo pesquero el pasado 4 de marzo, 96 horas después de que Pescanova comunicara al supervisor que no iba a presentar sus cuentas de 2012 y que su viabilidad estaba en duda con una deuda de 1.522 millones de euros. La acción se desplomó un 60%. «Si no hay información mínimamente fiable ahora, cómo la iba a haber entonces. Fue una decisión incomprensible», aseguran fuentes del mercado.
La confusión era tal que la acción reaccionó los días 6 y 7 de marzo -subiendo un 57% desde los 6,3 hasta los 9,9 euros- mientras algunos analistas aseguraban que el castigo había sido excesivo. Luego el valor retrocedería hasta los 5,91 euros el 12 de marzo, último día en el que se han negociado las acciones de Pescanova. Desde entonces, la CNMV ha tratado de que la compañía le ofrezca la información financiera del grupo. La que tiene en su poder desde el lunes no ha sido firmada ni por los miembros del consejo ni por el auditor. Dicho de otra forma, es papel mojado.
Desde el mercado se reclama un cambio de ritmo inmediato. «No puede ser que la CNMV lleve casi siete semanas para desbloquear la situación en Pescanova. Parece que nadie se atreve a dar un paso adelante y ponerse duro con los incumplidores», aseguran en una asociación de accionistas que prefiere no ser citada.
Efectivamente, el pasado parece pesar mucho en las decisiones de los presidentes de la CNMV. La tibieza de Rodríguez parece responder a la historia de malos finales que han tenido muchos de sus antecesores en el cargo. A Fernández Armesto le explotó entre las manos el escándalo de las compra de opciones sobre acciones de Juan Villalonga en Telefónica, a Manuel Conthe se lo llevaron por delante sus discrepancias con el poder político en la batalla por Endesa y Julio Segura se enfrenta a un futuro de lo más complejo a cuenta de las participaciones preferentes y la salida a bolsa de Bankia.
Pero tras la revelación de que Fernández Sousa se saltó todas las líneas rojas vendiendo acciones de Pescanova -antes de comunicar los problemas financieros del grupo- sin dar parte a la CNMV, Rodríguez no tiene más remedio que pasar a la acción. Con la ley en la mano, puede incluso sustituir a los gestores del grupo. Una opción que nadie discutiría: ni los accionistas ni sobre todo los bancos acreedores, que condicionan cualquier negociación con Pescanova al nombramiento de nuevos interlocutores. Además, se da por hecha la apertura de un expediente sancionador que nunca ha estado más justificado.
Arbitraje en entredicho
Mientras Pescanova golpea la credibilidad de la CNMV, Rodríguez -presidenta de la comisión de seguimiento de preferentes y subordinadas – tiene la díficil papeleta de convertir en un éxito el proceso de arbitraje de las preferentes, que se ha convertido en el gran caballo de batalla de Luis de Guindos para enterrar el mayor escándalo financiero de la historia de España.
No lo tendrá facil, porque un informe de la propia institución que preside ha dado un vuelco al proceso. Nadie ha puesto en duda las revelaciones de los funcionarios de la CNMV que aseguran que había un mercado ficticio de preferentes de Bankia en el que se compraban títulos a precios inflados artificialmente de los que, por lo tanto, se benficiaban quienes vendían por encima de lo que hubiera sido un precio razonable de mercado. El informe ha provocado una catarata de querellas que pueden alcanzar incluso al propio organismo supervisor de los mercados y pueden llevarse por delante toda la estrategia del Gobierno. Más difícil todavía para la presidenta de la CNMV, en su semana más comprometida.