Noche cerrada en Johannesburgo, el estadio Soccer City albergaba la final del Mundial de Sudáfrica. Era la primera vez que España pisaba este estadio-no le tocó jugar ninguno de los partidos anteriores en ese estadio- y el partido se alargó hasta la prórroga. Ni gol de oro ni gol de Plata, el encuentro iba a durar 120 minutos. Pasaron los primeros 15 y llegaba la segunda parte de la prórroga, a Holanda le valían los penaltis, pero España quería ganar cuanto antes.
Entonces llegó el mágico minuto 116 en el que la historia de España cambió para siempre. Todo ocurrió en 25 segundos. ‘La Roja’ vestida de azul aquella noche recuperó un balón por banda derecha y se la llevó Navas. El de Los Palacios se desfondó, se fue de tres rivales y tras un rechace la bola llegó a Iniesta, que la dio de tacón para Fàbregas. El actual jugador del Chelsea la dio a la banda izquierda en el ataque de España para que controlase Torres. El niño avanzó unos metros y centró, pero su balón bombeado lo despejó Van der Vaart.
Pero la jugada no había acabado, la bola del holandés llegó a los pies de Fàbregas que vio como Iniesta llegaba por la derecha. El catalán centró y Andrés tras controlar batió a Stekelenburg desatando el delirio.
A partir de ahí vinieron muchos grandes momentos, el primero cuando Iniesta enseñó la camiseta que decía ‘Dani Jarque, siempre con nosotros’, las lágrimas de Casillas mientras abrazaba a Busquets y cuatro minutos de partido en el que sabíamos que lo habíamos logrado, éramos campeones del Mundo. Iniesta de nuestra vida nos había hecho campeones y nunca lo olvidaremos.