«No pienso mucho en eso de que soy la mejor deportista española de todos los tiempos, simplemente me despierto cada mañana, me tiro a la piscina, como llevo haciendo desde los 12 años, y comienzo a entrenar», aseguró en una entrevista a la revista Vogue recogida por Europa Press.
Con tanto entrenamiento, reconoció que hay días que se va a dormir «exhausta». «Y al día siguiente me despierto igual de cansada, pero no me puedo quejar, no puedo decir nada. Tengo que levantarme y seguir entrenando, porque si digo algo yo, el de al lado también lo dirá y así sucesivamente. Las palabras »no puedo» no existen», se sinceró.
Preguntada por sus manías, no dudó en detallarlas. «Cada deportista de elite tiene sus manías y sus supersticiones porque son pequeñas cosas que al final nos dan seguridad a la hora de competir, al menos en mi caso. Para competir tengo que llevar la manicura francesa, hecha con gel, aunque luego encima me pinte otro color. Y siempre me la hago en el mismo sitio», explicó.
Otro de sus rasgos distintivos es llevar la toalla enroscada al cuello, a modo de fular, cuando aparece en la cámara de salida. «Lo hice en una competición y me dio suerte, es casi mi signo de identidad. Y el »reggaeton» me motiva y yo necesito activarme antes de salir a nadar. Hay gente que escucha canciones más tranquilas para relajarse, pero yo necesito todo lo contrario», afirmó.