José Ramón Sandoval (Madrid, 1968), es el nuevo entrenador del Sporting de Gijón. Su reto, devolver al conjunto asturiano a Primera División. Están en buenas manos, trabajo y carácter no van a faltar en el ‘nuevo’ Sporting de Sandoval. Antes de volver a los banquillos atiende a TeInteresa.
¿Se considera un entrenador exigente?
Cuando estás de entrenador tienes que ser exigente, tienes que hacer que la gente sea competitiva, porque si no nunca alcanzas el objetivo. Tienes que competir en todo, hasta en la ducha, por coger el agua calentita, la toalla…
Ahora tiene buen cartel en España.
Soy un entrenador que todavía tengo que demostrar mi trabajo. No le voy a hacer ascos a una Segunda División, creo mucho en el trabajo que hacemos mi cuerpo técnico y yo, estoy seguro de mí mismo y me da igual la categoría. En cualquier proyecto daríamos ese matiz de ilusión y lucha por lo que queremos.
No se puede morir sin entrenar a…
El Athletic es uno de los equipos que sueño entrenar alguna vez en mi vida, Osasuna, Sporting… Me apasionan porque detrás de esos clubes hay alma y sentimiento, son como una religión, igual que en el Rayo, pero a gran escala. Ese carácter es el que a mí me gusta. El entrenador se tiene que sentir a gusto y a la vez arropado por tantos pequeños detalles que al final hacen más grande tu trabajo. Me haría ilusión entrenar al Sporting también por mi amigo Manolo Preciado.
Hay quien dice que la labor de un entrenador en un partido se acaba cuando da el once inicial, el resto es cosa de los jugadores.
Si tienes un Barcelona se acaban las tácticas, pero si tienes que estar recordándole la calidad del contrario, las coberturas, el equilibrio entre líneas, las permutas, los desajustes… eres pieza fundamental dentro del esquema, tienes que recordar, ejercer como entrenador y preparar a varios jugadores para que dentro del campo haya pequeños entrenadores. Muchos entrenadores no quieren que sus jugadores sepan demasiado y que no ejerzan jerarquía, es todo lo contrario, si saben más que tú mejor, si son mandones mejor, porque con 80000 espectadores tú no llegas al jugador, pero si tiene uno al lado que le esta recordando cosas, tú le dices algo y es una pequeña pincelada para que se le encienda la bombilla.
¿Tiene un método de trabajo preferido?
A mí me gusta el método de trabajo de resolución de problemas, que tú en el entrenamiento le vas marcando al jugador una serie de pautas y el jugador va buscando el problema y la solución, y luego en la competición el jugador vuelve a tener esa confianza y ese estímulo de lo que ha entrenado.
¿Se apoya en su cuerpo técnico o son figuras de adorno?
A mi me gusta delegar mucho en mi cuerpo técnico, en sus implicaciones dentro de lo que trabajamos, darles pequeñas connotaciones a cada uno para que se sientan responsables. En sus parcelas son los mejores, una vez supervisado por mí, ellos son los responsables. Me gusta que mi segundo entrenador trabaje la estrategia ofensiva y defensiva de los córners. Va acoplando cosas suyas a los entrenamientos, siente el equipo como suyo, le doy el cargo porque yo quiero que él se sienta entrenador. Él hace de ‘poli’ bueno y yo de ‘poli’ malo, muchas veces te sujeta por detrás. Si no le hiciera caso nunca, no estaría a mi lado.
¿Cómo estudia a su equipo en el transcurso del partido?
Cuando empieza el partido el segundo entrenador se fija solo en el rival, movimientos, variables tácticas… Cuando acaba el primer tiempo me hace un pequeño informe con varias cosas que el rival hace, más lo que yo he visto de mi equipo, más lo que trae el scaouting, hacemos el resumen y en tres minutos se lo damos al jugador. El scaouting nos manda a tiempo real al Ipad al banquillo imágenes de cosas que le pedimos para rectificar, y estadísticas.
Ahora pueden medirlo todo en cada partido y en cada entrenamiento.
Somos amantes de las nuevas tecnologías, analizamos mucho el por qué y el para qué de las cosas. Hacemos trabajo exhaustivo, con pocos medios se pueden tener grandes objetivos. Cualificar cargas de trabajo que es importante.
¿Trabaja la motivación en el vestuario?
A mi me gusta motivar a la gente Me gusta cambiar, hacer pequeños trabajos con los jugadores, a veces videos de superación no relacionados con el fútbol, otras veces hemos grabado sus propios videos familiares, para que les llegara mejor el mensaje. En el bus llevábamos canciones que luego el speaker las ponía en el calentamiento, todavía siguen sonando las mismas en Vallecas. En el bus cambiábamos, no soy de prohibir pero a veces los prohibíamos los cascos para que no se aislaran y prestaran atención al video.
¿Hace falta mantener al jugador concentrado toda la semana?
Me gusta que no haya relajación en los entrenamientos. Al principio de temporada hacemos dos equipos y todos los viernes jugamos un partidillo. Nada de amistoso, en juego pequeños trofeos, dinero por cada gol encajado, damos premios… Se picaban, les incentivábamos, y les hacíamos competir hasta el día de relajación y pachanga. Cada gol 5 euros cada uno, hacíamos buena hucha. En vez de hacer baño y masaje, organizábamos algo más, una competición de bolos, pint-ball, y nos metíamos dentro de la dinámica de grupo. No soy un tío que invente cosas, pero me gusta darle mi personalidad al equipo.
¿Somos demasiado resultadistas en España?
Si en vez de conseguir la permanencia desciendo de categoría en el último minuto con el Rayo, hubiera sido catastrófico para mi carrera deportiva. La gente se olvida, da igual que jugáramos mal los últimos seis partidos, se ha cumplido el objetivo y es lo que importa. Al final, bota la pelota en la raya, y la suerte es que vaya para un lado o para otro. Es lo que no me gusta de la gente, lo resultadista que es.
¿Le veremos entrenando y predicando fútbol lejos de España?
Me apetece la liga inglesa, es mi sueño entrenar en la Premier, porque se vive el fútbol de otra manera, es como una religión para ellos, pura pasión, es algo fuera de lo común. He podido ir pero no era el momento. Mi trabajo tiene que tener continuidad en España, tengo que demostrar más en España, coger un equipo con una estructura para poder pelear por otros objetivos. Tengo una familia que cuando me desplace tiene que ser por algo que merezca mucho la pena.