Los calificativos se quedan cortos, lo que ha ocurrido en Elche es más que un escándalo. Nadie lo entiende aunque todo el mundo lo ha visto. A pocos minutos del final, el Elche empataba un partido fruto de la insistencia, se lo merecía y lo consiguió en el minuto 91. La afición ilicitana se las prometía muy felices, pero entonces apareció Muñiz Fernández. El árbitro con más gomina de la liga Española dijo que se añadían tres minutos, con el Madrid atacando a la desesperada.
Con el tiempo ya cumplido hubo córner a favor del Real Madrid. Pasaba casi un minuto más de lo que se iba a prolongar el encuentro. Los jugadores del Elche se comían al árbitro y el portero Manu Herrera se llevó una amarilla por pedirle a Muñiz que pitara el final. Pero lo peor estaba por llegar. Se sacó el córner y el árbitro pitó penalti a favor del Real Madrid. Un penalti polémico y rebuscado. Mientras el balón volaba, Pepe y Carlos Sánchez se agarraron mutuamente y era tanta falta de uno como penalti del otro, pero Muñiz decidió que la infracción la había cometido Carlos Sánchez.
Cristiano transformaba el penalti ante la incredulidad de todo el Martínez Valero, en el que la afición se llevaba las manos a la cabeza con un sentimiento mezcla de incredulidad y de impotencia. Muñiz dejó jugar hasta el minuto 97-cuando había añadido tres- así terminó un partido que permite al Madrid mantenerse a dos puntos de lo de arriba. Mientras, el Elche sale derrotado y hablando de un robo. Las caras de los jugadores-que se fueron a por Muñiz al final-eran poemas y rimas propias de Bécquer.
Durante el partido hubo más polémicas. Sergio Ramos debió ser expulsado por doble amarilla. Una vez que el colegiado el sacó la primera, bajó el listón y no sacó más, salvo por las protestas. Cambió su propio criterio durante el partido y entradas que eran de amarilla se quedaron en falta. Ramos aguantó los 90 minutos y los jugadores vieron que podían ‘rascar’. A Muñiz le pudo su afán de protagonismo. Una vez que Cristiano marcó el 1-2, se fue al banquillo del Elche, donde los ánimos estaban muy caldeados, y permaneció impasible en el centro del campo al final del partido cuando los jugadores del Elche le pedían explicaciones.
¿Y ahora qué? Se preguntarán muchos. Los partidos ni se rearbitran ni se repiten. Lo lógico sería meter a Muñiz Fernández ‘en la nevera’ hasta nueva orden, pero el problemas es que eso no es garantía de éxito, pues si un árbitro no tiene nivel, por mucho que descanse va a dar lo mismo. Muñiz estuvo a punto de bajar la temporada pasada y hoy muchos se preguntan qué hace todavía en Primera. Decimos que tenemos la mejor liga del mundo, los mejores equipos, los mejores jugadores entonces ¿Qué pasa con los árbitros? Una liga que presume ser la mejor del mundo no pude tener un estamento arbitral así. Toca que los que mandan reflexionen.