La M.O.D.A está de moda. El septeto burgalés, que nació hace apenas 5 años, no para de sumar adeptos con su música y buen rollo en los directos. Los siete son uno, conquistan escenarios por todo el panorama nacional y su combinado de instrumentos acústicos lo convierten en un grupo único con un sonido original.
Este 16 de diciembre ve la luz su primer disco en directo, “Todavía no ha salido la luna”, un álbum con 21 canciones grabadas durante los tres conciertos que dieron en la sala Joy Eslava de Madrid y en los que colgaron el ‘Sold Out’, como broche de oro a un lustro de gira.
Estos chicos de barrio tienen los pies en la tierra y lejos de ser un grupo promesa, su música viene para quedarse. Si aún no conoces a La Maravillosa Orquesta del Alcohol, tienes suerte porque en TE INTERESA hemos podido charlar con ellos.
¿Por qué La Maravillosa Orquesta del Alcohol?
El nombre surge de esos primeros ensayos, en los que nos juntábamos un grupo de amigos a tocar música y a beber. No pensamos cuando nos lo pusimos en el día siguiente. Simplemente era un nombre que describía la inmediatez de lo que estábamos viviendo, de una manera más o menos divertida, y que se ha quedado luego con el acrónimo La M.O.D.A. Incluso la gente nos reconoce más por el acrónimo, aunque nosotros seguimos prefiriendo el nombre completo.
Así, La M.O.D.A surge hace 5 años, con seis jóvenes que sin plantearlo aportaron su personalidad e instrumentos a un proyecto que nace “de manera más o menos natural y espontánea”, confiesa David Ruiz, la voz del grupo. Ahora, con Jacobo Naya, como última incorporación, los siete “juegan” con sus guitarras, saxofón, bajo, acordeón, batería, mandolina, teclado, banjo… gestando su singular y característico sonido.
¿Cuándo comenzasteis esperabais lograr el éxito que ahora cosecháis?
No. Es algo tan complicado, incluso utópico que te pilla de sorpresa, pero ilusionado.
¿Qué significó para vosotros grabar el primer disco: ‘¿Quién nos va a salvar?’?
Fue nuestra gran oportunidad para llegar a más público. A raíz del primer disco fue cuando nos empezaron a escuchar. Dimos a conocer algo que, por el momento, solo conocíamos nosotros y nuestro reducido universo.
¿Quién nos va a salvar?
Lo que nosotros hemos defendido siempre es que tú mismo te tienes que salvar. Nadie va a venir a sacarte las castañas del fuego. En el plano musical, nosotros no conocíamos a nadie en la industria, no sabíamos ni lo que era una promo o una hoja de ruta, y todo lo hemos ido aprendiendo a base de prueba-error y, en definitiva, nos hemos salvado.
¿En qué os inspiráis para hacer vuestros temas?
En la música que escuchamos, en lo que vivimos cada día, en las relaciones que tenemos… muchas cosas influyen.
Las historias de vuestras canciones… ¿realidad o ficción?
Siempre hay una parte poética dentro de las cosas que quieres transmitir que al final no deja de ser algo que tu sientes, y eso siempre es real. Pero no hay una norma.
¿Quién es el que más aporta en el proceso de creación de las letras?
Es un proceso circular, en el que hay una persona que es la que coge el bolígrafo y escribe, pero realmente todos aportan o inspiran los temas. Al final, uno dispara pero tan importante es este como a quién apunta.
Además, como en cualquier proceso creativo, desde que coges la nada hasta que tienes el producto final hay muchos cambios. Incluso hay canciones, de las primeras, que aún siguen evolucionando y que ahora en los directos tocamos de otra forma. Todo está en constante evolución.
En vuestra canción «Hay un fuego» decís «no importa si vivo de esto o de ser camarero» ¿Vivís de la música?
Vivimos de la música a medias. Quizá en Burgos sí podríamos, pero en Madrid no nos da para vivir con lo que nosotros nos repartimos. Aunque no nos gusta hablar de money, vamos a decir que no es que vivamos a pleno pulmón de esto, sino a medio. La mayoría tenemos trabajos en paralelo, pero sin alejarnos del ámbito creativo.
Hay quienes dicen que hacéis folk-rock, otros pop-rock, country rock, punk… ¿Qué estilo musical consideráis vosotros que hacéis?
No nos casamos con ninguno. Quizá todo eso y ninguno a la vez. Hacemos la música que nos sale con los instrumentos que tenemos y nos dejamos llevar. Nos influencian e inspiran músicas más variadas, sobre todo pues música de guitarras desde el folk al country o el rock and roll, el punk, el blues… pero no hacemos ningún ejercicio de estilo.
¿Cuáles son vuestros grupos favoritos?
Social Distortion, Johnny Cash, Bob Dylan, The Clash, Led Zeppelin… con un nexo en común de todos.
Habéis tocado en salas pequeñas y también en algunos de los festivales más importantes del panorama nacional, ¿dónde os sentís más cómodos?
En general en todos los lados, en el momento en el que nos ponemos a tocar entramos en una especie de “momento mágico” y lo disfrutas, independientemente de donde te encuentres.
¿Dónde os gustaría tocar?
En Latinoamérica, quizá en México o Argentina. En el Luna Park de Buenos Aires.
Burgos es vuestra casa y siempre habéis tenido una gran acogida allí, pero ¿os ha sorprendido el éxito que tenéis en Madrid?
Sí. La primera vez que vinimos había 15 personas, la segunda 70, la tercera 150, la cuarta 300 y no ha parado. Al principio eran colegas, o los reconocías, y se nos fue de las manos. Nos ha sorprendido, Madrid nos ha tratado como si fuésemos de aquí. Muy bien.
Quizá vuestro estilo es más “popular” en la mitad norte de España… ¿Veis difícil penetrar en Andalucía?
En Sevilla cuando hemos tocado ha ido bastante bien, pero sí que es verdad que hemos tocado más de Madrid para arriba. Quizá sea culpa nuestra por haber ido menos al sur, porque nos llaman más del norte y, claro, vamos. Es una asignatura pendiente.
Y fuera de España ¿cómo ha sido el recibimiento?
Hemos estado en Francia, Italia, Holanda, Irlanda, Inglaterra y Escocia y, especialmente los de Reino Unido, los conciertos fueron muy bien. La experiencia de tocar fuera es muy grata.
¿Cómo de difícil es encajar con el castellano en la música internacional donde prima lo anglosajón?
Es difícil está claro que la lengua es una barrera; sin embargo, también puede ser una puerta si piensas en Latinoamérica.
En muchas canciones habláis de las horas de carretera, de los kilómetros… ¿cuál es el lado bueno de las giras y el lado no tan bueno?
El lado bueno lógicamente es la música y el malo, quizá todo el tiempo muerto, las horas de espera, de viaje, el desgaste, el cansancio…pero el tiempo que estás tocando lo compensa.
Mañana sale vuestro tercer disco, el primero en directo, ¿cómo ha ido evolucionando vuestra música desde ‘¿Quién nos va a salvar?’ (2013), pasando por ‘La primavera del invierno’ (2015), hasta ‘Todavía no ha salido la luna’ (2016)?
Somos más conscientes de lo que hacemos y del por qué lo hacemos. Hemos mejorado técnicamente, aunque aún nos quede mucho, porque ya llevamos a nuestras espaldas muchos conciertos y muchas horas de ensayo. Hemos incorporado algún instrumento más, queremos seguir incorporando instrumentos de percusión…pero seguimos manteniendo la misma esencia y espíritu.
¿Cómo definiríais vuestro directo?
Catártico.
¿Por qué siempre camiseta blanca en el escenario?
Es nuestro uniforme, nuestra seña de identidad visual. Tampoco queríamos darle importancia a lo visual. Así se nos reconoce rápido, crea una sensación de cohesión, de banda, de conjunto. Y no le hemos dado más vueltas.
El 22 y 23 de diciembre vais a celebrar en Madrid y Burgos la salida de vuestro nuevo disco ¿qué pueden esperar vuestros seguidores del encuentro?
Estar un rato con nosotros, que les firmemos el disco si quieren, compartir esa alegría…no vamos a tocar, vamos a estar allí tomándonos una cerveza y charlando con la gente que quiera contarnos algo. En definitiva, queremos disfrutar un poco de ese contacto con la gente que nos ha llevado a llenar tres noches la Joy Eslava. Porque sí es verdad que en redes tienes cierto contacto, pero muchas veces al acabar el concierto te quedas con ganas de quedarte hablando con la gente pero la sala cierra o tenemos que ponernos a recoger. Compartir momentos con la gente es lo que más nos llena.
Después os tomareis un descanso, ¿hasta cuándo?
Indefinido.
¿Eso es un adiós?
Todo puede pasar en esta vida. No hemos pensado mucho lo que vamos a hacer. No lo sabemos. De hecho, no queremos saberlo. Vivimos en un momento de bastante inestabilidad y de incertidumbre, no solo nosotros, todos. Es importante que fluyamos un poco y disfrutemos de la vida no organizada, porque aunque parezca que un grupo es algo muy anárquico, muy caótico, es todo lo contrario: mucha planificación con mucho tiempo. Nos apetece salirnos de esos guiones y volver un poco a lo que hacíamos al principio, antes de meternos en esta vorágine de 5 años.