Después de ocho años abandonado, los antiguos estudios Odeón han sido okupados por miembros del colectivo Casa Roja Lavapiés, cuyo lema es: “Lo que la clase obrera construye, a la clase obrera pertenece”. Desde hace algo más de una semana este edificio situado en en pleno centro de Madrid (calle Constancia, 16), propiedad de la inmobiliaria Cofisa, se encuentra usurpado para, en palabras de Carlos, miembro del colectivo, “que mañana pueda ser quizá un cine de verano, una biblioteca, o un lugar para que los chavales hagan deporte”. El edificio no presenta signos visibles de destrozo en la puerta porque, según señalan fuentes del colectivo okupa, «estaba casi abierto”.
El pasado sábado se personaron en el inmueble los dueños de la propiedad, la policía local y la policía nacional. Cofisa intentó entrar sin éxito porque “como en cualquier proceso de »okupación», las cerraduras se cambiaron al poco de entrar”, explica un okupa. Por su parte, los dos cuerpos de policía tampoco pudieron entrar en el interior del edificio debido a que ya hay un proceso judicial abierto y por tanto solo se limitaron a identificar a la gente que se encontraba en las inmediaciones.
La presencia policial es constante, a pesar de que ya no se realizan identificaciones a quien merodea por la zona. Tan solo les preguntan qué están haciendo y si han tenido algún problema con los vecinos, cuestiones que apenas duran cerca de cinco minutos.
Los »okupas» de los estudios Odeón cuentan con un respaldo jurídico para que “las cosas no se líen”. Un total de tres abogados “compañeros del colectivo”, han sido los encargados de mediar con la policía y los vecinos. Reconocen que temen las sanciones jurídicas y económicas pero “es algo que tenemos que asumir, evidentemente sabemos que nos exponemos a ello, pero precisamente si no nos arriesgáramos, si no nos la jugásemos, no habría ningún centro social”.
Solo una persona ante el juez
Solo será una persona, miembro del colectivo Casa Roja Lavapiés, la que dará la cara durante todo el proceso judicial como responsable de la okupación, una decisión tomada de manera voluntaria. De momento, no quiere desvelar su nombre, pero es el único individuo que está viviendo en el edificio, sus compañeros hacen turnos para vigilar que “no se realice ninguna desocupación ilegal”.
Los miembros del colectivo confiesan que se sienten decepcionados por Ahora Madrid, “que prometió ceder muchos espacios y mira en lo que ha quedado”. “Nosotros por lo que hemos visto aquí, no notamos cambio con respecto al Gobierno anterior, por eso hemos tenido que tomar la iniciativa”. Todavía nadie del Ayuntamiento se ha puesto en contacto con ellos, ni para apoyar la »okupación» ni para denunciarla.
Los antiguos estudios Odeón se encuentran en perfecto estado. Es un edificio habitable que okupan jóvenes con trabajo y hogar de manera ilegal para que “la gente del barrio pueda disfrutar de un espacio que les pertenece”. Los okupas no cuentan en su entorno laboral a lo que dedican su tiempo libre “porque nos podría perjudicar mucho”, viven una doble vida al margen de la ley. Creen que la idea llegará a buen puerto “gracias al dinero tanto de las actividades de autofinanciación» que llevarán a cabo dentro, como de su «propia voluntad como militantes del espacio”. De momento, el recinto está cerrado a cal y canto, y nadie que no pertenece al colectivo puede pasar al interior.
Por su parte, los vecinos de la calle no han hecho pública molestia alguna por la presencia de los okupas en el barrio, ni porque hayan usurpado un espacio de propiedad privada. Parece ser que son muchos los que ven con buenos ojos la okupación. Por ejemplo, Javi, un tatuador que trabaja en un local colindante, dice que «cuentan con todo mi apoyo, me parece perfecto lo que están haciendo», «lo que pasa en este barrio sería imposible que pasase en el barrio de Salamanca».