Genaux, nacida y criada en Alaska, especialista en Barroco y enamorada de Hassel, aborda a Mozart por primera vez en Valladolid aunque no considera que esta oportunidad sea la puerta abierta definitiva a las óperas del compositor austriaco.
«Debo interpretar las óperas que me gustan: he visto »Idomeneo» y a primera vista no me gusta, la veo muy histérica… o las óperas iniciales de Mozart, como »Ascanio», donde hay un papel de mezzosoprano en vez de segundo soprano que no es muy cómodo para mí», asegura la cantante, para quien la psicología del papel es «muy importante».
Así, el modo en que el texto está escrito para la voz es un aspecto de relevancia para la mezzo, quien en una entrevista concedida a Europa Press confiesa la «impresión» que le ha causado »La Clemenza di Tito», obra muy distinta a otros de sus más famosos títulos como »Don Giovanni» o »La Flauta Mágica».
Por ello y pese a que las obras del austriaco nunca estuvieron en su repertorio por las dificultades vocales que entraña –«siempre he evitado cantarlo porque era muy agudo, más para una segundo soprano que para una mezzosoprano»–, el hecho de que éste conociera con profusión la obra de Hassel, compositor de quien se declara «apasionada», sumado al hecho de que su papel de Sesto fuera para un »castrati», un poco más bajo y adecuado a su tesitura, le hicieron dar el «sí» a la producción del teatro Calderón.
La experiencia, para la que se ha preparado con su profesora, con las grabaciones de René Jacobs y también en soledad –«me gusta descubrir las cosas nuevas sola, viendo cómo está escrita la música en vez de escuchar el canto e imitar a los otros… creo que me da más libertad»–, le ha permitido descubrir que los registros acompañados de la orquestas que le admiran de Hassel se recogen en la obra de Mozart.
A esta alineación se suma además Rossini, uno de los asiduos en el repertorio interpretado a lo largo de su carrera, quien comparte con el austriaco los «bellos registros de entrada» de manera que el círculo se cierra para ella, de la mano de Mozart, con un acompañamiento con orquesta en que le hace sentir a medio camino entre Hassel y Rossini.
«También en las arias y en las piezas que canto hay también un acompañamiento de orquesta que se asemeja al barroco; la orquesta habla y ese es un aspecto que se pierde más adelante: con Rossini no lo veo tanto», explica con una permanente sonrisa antes de confesar que la felicidad con que aborda su debut con Mozart tiene mucho que ver con las similitudes que encuentra con el barroco.
Genaux, asidua a Haendel pese a las reticencias con que comenzó enfrentándose a sus obras –«no me gustaba su estilo porque era muy alemán y a mí me gusta mucho el estilo italiano (…) porque es más cálido y Haendel es más calculado, más matemático, más teutón»–, ha descubierto además con sorpresa que Mozart escribiese, todavía en 1791, para un »castrati».
CARMEN TRAS LA EXPERIENCIA DE MOZART
El cerebro de Vivica Genaux, que en todo momento se muestra espontánea, expresiva y apasionada, está tan repleto de proyectos e ideas que no duda en compararlo con un foie gras.
Los proyectos se acumulan y tras la grabación de la semana pasada con Simone Kermes y de más conciertos y proyectos discográficos, Genaux se encuentra en Valladolid aunque la «tregua» de la que habla durará poco: en una semana viajará a Chicago para actuar con su Sinfónica y, tras un pequeño descanso, se sumergerá en las pruebas del »Orfeo» de Bertoni en Ferrara, trabajo al que deberá dedicarse «en cuerpo y alma».
De nuevo sale en la conversación, de mano de este proyecto, el nombre de Hasse, quien, recuerda, mantenía rivalidades con Gluck, compositor de otro »Orfeo», quien prefería los efectos teatrales sobre la voz mientras que Bertoni, puntualiza, «era de la vieja escuela barroca».
«Sin conocer la ópera pero conociendo la historia de este compositor prácticamente la he aceptado con los ojos cerrados. Sí, sí, lo quiero hacer», asegura con un entusiasmo que refrenda su pasión y especialización en la música del barroco.
A la interpretación de Gluck en Praga con motivo de la conmemoración del 300 aniversario de su nacimiento, entre otros muchos compromisos para el presente año, se suma su deseo de recuperar Carmen, su personaje «fetiche», a la que le gustaría volver pero, eso sí, con la experiencia adquirida de la mano de Mozart.
«Me gustaría volver a hacerla… cuando la hice por primera vez, hace un año y medio en Normandía, estaba descubriendo todavía la voz barroca y ponía más fuerza en la garganta, una voz más elaborada… pero con Mozart he aprendido una línea más amplia y quiero reinterpretarla», concluye sonriente Vivica Genaux.