Elecciones generales en España, Portugal, Reino Unido, Grecia y Suecia y regionales en dos pesos muy pesados en la Eurozona como Alemania e Italia. Este es el calendario electoral de un 2015 de muy alto voltaje que según los analistas tiene potencia de fuego suficiente para dinamitar los mercados financieros. El temor a unos resultados desfavorables a los partidos tradicionales se extiende entre los analistas, que por si acaso ya están recomendando infraponderar a los países cuyo riesgo es más alto.
Podemos en España, Syriza en Grecia o UKIP en el Reino Unido son las formaciones que más preocupan a los dueños del dinero, para los que la estabilidad política es el bien más preciado en tiempos de crisis. Los grandes inversores institucionales quieren jugar sus bazas con la seguridad de que las reglas del juego son inamovibles. El capital no quiere sorpresas y huye con alma que lleva del diablo de aquellos países donde hay un riesgo político evidente.
“Si hemos aumentado nuestras posiciones en deuda y bolsa española en estos últimos dos años es porque teníamos las garantías de que el actual Gobierno iba a seguir al milímetro el mandato de Bruselas realizando todas las reformas estructurales pendientes. Por eso un mapa político fragmentado con un gran peso de un partido como Podemos sería muy inquietante”, aseguran en una de las grandes gestoras que operan en el mercado español.
En los últimos trimestres, España ha sido un mercado muy rentable. El precio de los bonos (inverso a las rentabilidades) ha subido un 75% desde que el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, declaró solemnemente en el verano de 2012 que haría todo lo posible para salvar el euro. Y el Ibex 35 vivió un gran año en 2013 con una subida del 21,4% que, con altibajos, ha tenido continuidad en los mejores momentos de un 2014 muy movido.
Cambio de escenario
El temor a Podemos se hace patente en las opiniones de algunos de los grandes bancos de inversión, los que mueven los mercados. Merrill Lynch Bank of America ha sacado a los bonos españoles –el 10 años renta el 1,73% después de una fuerte caída- de su recomendación de adquirir deuda de los países europeos periféricos. ¿La razón? Que prefiere otros países donde no se pueda producir un vuelco electoral el año que viene.
Y RBS es tajante cuando afirma que “la Eurozona está llena de riesgos políticos. España parece, junto a Grecia, el país de mayor riesgo, por las elecciones generales y los acontecimientos en Cataluña”. Por lo tanto, los grandes líderes de opinión en los mercados financieros no se andan con chiquitas a la vista de un panorama muy complejo que en el caso de España supondrá con casi total seguridad una doble cita electoral.
Con unos cuantos meses por delante, es difícil medir con precisión el impacto que podrían tener unos resultados alejados de los intereses de los inversores. Pero firmas como Standard&Poor’s no dudan en señalar que un calendario tan exigente como el de 2015 “podría tener efectos impredecibles e implicaciones sobre la calificación crediticia soberana y las empresas”. A nadie le cabe duda que los mercados se enfrentan a un campo de minas en forma de urnas.
Es el crecimiento de la zona euro lo que está en juego si los partidos contestatarios dan el gran alto en España o Grecia. Con un crecimiento pírrico del 0,2% en el tercer trimestre del año y los PIB de los gigantes Alemania, Francia e Italia bajo mínimos, las dudas sobre la gobernabilidad de algunos de los países clave de la periferia puede ser decisiva para que se cumplan los vaticinios más pesimistas y la Europa de la moneda única entre en recesión. Las urnas tienen la palabra.