El desplome de las rentabilidades de la deuda soberana que provocó el Banco Central Europeo (BCE) con el anuncio de un QE de 60.000 millones de euros mensuales tiene límites. La institución que preside Mario Draghi ha asegurado que no comprará bonos con una rentabilidad inferior al -0,2%, un porcentaje que es también el tipo de la facilidad de depósito de la autoridad monetaria europea.
Draghi ha señalado durante su intervención que no hay ninguna razón para pensar que no se puede alcanzar el ambicioso objetivo de compras del BCE hasta septiembre de 2016. Con esta afirmación, ha salido al paso de las dudas de los inversores y analistas, que creen que será difícil que el BCE encuentre en el mercado inversores dispuestos a vender títulos. La razón es que el mercado de bonos europeo no es tan líquido como, por ejemplo, el estadounidense.
Nuevamente, y como viene siendo habitual en cada comparecencia pública, Draghi ha recurrido al mantra de las reformas estructurales como acompañamiento imprescindible para sacar a Europa de la depresión económica. «Deben ser rápidas, creíbles, efectivas y cruciales”, ha asegurado, recodando que Europa no debe ser autocomplaciente pese a la mejora al alza de las perspectivas económicas –ha revisado al alza hasta el 1,5% las de este año para la zona euro- del BCE.
En cualquier caso, Draghi ha sacado pecho –como ya hizo la semana pasado en el Parlamento Europeo- por los efectos que está provocando el QE incluso antes del comienzo del programa de compras. El presidente del BCE ha destacado que los tipos de la deuda siguen bajando. Lo están haciendo incluso en los países más castigados por la crisis y que siguen recibiendo auxilio económico de Bruselas.
Draghi ha asegurado que los últimos datos económicos disponibles dicen que se está produciendo una mejora de la actividad económica y que la demanda doméstica debería beneficiarse también de las medidas gracias a los progresos conseguidos en materia de consolidación fiscal.
El euro, en caída libre
La moneda única ha acompañado la reunión del BCE con nuevos descensos frente al dólar que llevan la cotización hasta los 1,003 euros, el nivel más bajo desde hace doce años.
Como ocurre con las bolsas y con la deuda, los expertos creen que el impacto de las medidas del BCE va a continuar en los próximos meses. Por lo tanto, cabe esperar que el euro siga bajando favoreciendo las exportaciones europeas.
Mientras, la tranquilidad manda en los mercados de renta variable y fija. El Ibex sube alrededor del 0,7% sin grandes cambios tras las palabras Draghi, la prima de riesgo continúa estable alrededor de los 95 puntos básicos y la rentabilidad de la deuda a 10 años está a un paso de sus mínimos históricos.