Los huracanes son las tormentas más violentas de la tierra, acompañados de fuertes vientos y lluvias, que dependiendo de la zona en la que se formen se llaman de una manera u otra: huracán en el Atlántico o tifón en el Pacífico. Pero en cualquier caso, el nombre científico de estos fenómenos es el de ciclon tropical.
Hay siete zonas en la tierra en las que se forman estos ciclones, si bien sólo hay dos que producen huracanes: la cuenca del Atlántico y la cuenca del Pacífico. Los huracanes de la cuenca del Atlántico se forman como un sistema de baja presión en las aguas de los alrededores de las islas africanas de Cabo Verde.
La corriente del norte de las islas Canarias llega a Cabo Verde con un efecto refrescante, haciendo la temperatura del aire más sorportable. Se trasladan hasta el Mar Caribe especialemente en los meses de junio a noviembre. El ciclón más destructivo de los últimos años fue el huracán Mitch, que mató a más 18.000 personas en Honduras en 1998.
Aire que gira y se va elevando sobre la superficie del mar
La NASA explica que los ciclones tropicales son como motores gigantes que usan aire cálido y húmedo como combustible. Por eso se forman sólo sobre océanos de agua templada, cerca del ecuador. El ciclón se forma cuando este iare cálido y húmero empieza a elevarse y es sustitudio por otra masa de aire cerca de la superficie del mar, que tambiéns e caliente y a se vuelve húmeda y comienza a elevarse, y así sucesivamente.
Cuando este aire sube, se enfría y forma nubes, y el proceso hace que todo este sistema de nubes siga creciendo y girando. Los giros son el sentido de las agujas del reloj si el ciclón se ha formado al sur del ecuador, y en el sentido contrario a las agujas del reloj si se ha formado al norte del ecuador. Cuando estos giros se aceleran, se forma el ojo en el centro del huracán, donde es todo tranquilo y claro.
Lo normal es que los ciclones tropicales se debiliten al tocar tierra, ya que les falta ese llamado combustible que necesitan para seguir viviendo, ese aire húmero que les proporciona el océano. A pesar de todo, sus efectos son devastadores.
Los huracanes suelen desplazarse a una velocidad de 20 km/h.