Ruth Lorenzo sorprendió a todos el día antes de Eurovisión cambiando de vestido. Aunque en el primer ensayo para la final, la murciana había lucido un vestido de la española Anmargo, decidió que no era el más apropiado para una ocasión tan especial como el Festival.
«Un fallo técnico con las placas de acero que no estaban haciendo el efecto que buscábamos, que era destellar luz. El vestido de la final era maravilloso. Estoy muy agradecida por su trabajo y esfuerzo de Anmargo, pero al ver el efecto en pantalla tuvimos que buscar alternativas», explicaba la artista el mismo viernes antes de la gala tras confirmar que había tenido que buscar otro traje.
«Fue horrible que el vestido que me diseñó Ana no funcionara en televisión, un vestido que ha sido creado con tanto amor. Llegas y ves en pantalla que no hace el efecto que tiene que hacer, es más, que hacía el efecto contrario. Se veían oscuras las placas. Desde producción nos sugirieron que lo cambiáramos. Pensamos en pintarlas, en ponerles brillantes», explicaba Ruth este lunes a su vuelta de Dinamarca. «Por si acaso, tuve que buscar un plan B que me cayó del cielo y sin costarme un durico», añadía con picardía.
Pero no fue fácil encontrar ese plan B un día antes de la gala y menos en una ciudad que ella no conocía bien como Copenhague. «Volvíamos del tívoli en un taxi y miré a una tienda en la que había una chica con un vestido de novia muy bonito y me encantó», relata la intérprete de »Dancing in the rain». «Daniel, mi manager, había ido de Armani, a Gucci pasando por Versace pero no encontraba nada. Por la tarde, estaba descansando y no podría dejar de darle vueltas y me puse a buscar en Google como si fuera la lámpara de Aladino: “Pidamos un deseo”, pensé. Y busqué tiendas de novias en Copenahuegue», nos explica.
Finalmente Ruth encontró lo que buscaba. «La tercera tienda que vi en el ordenador tenía un nombre árabe y pensé: Esas mujeres visten tan bien aunque no lo veamos. Me metí y busqué, busqué y busqué y ya desesperada, vi el último vestido. Se lo enseñé a mi manager y llamó a la tienda. El dueño ya se había ido a su casa pero volvió y la abrió para mí. Justo cuando llegué, fue la misma tienda en la que había visto a la chica. Me probé el vestido en cinco minutos, solo tenían ese en una talla 38. Era su primer vestido de la colección de noche. Su padre vestía a la reina de Irán y él había heredado el negocio hace siete años. ¡Y este era su primer vestido creado por él y no por su padre! Me enamoré totalmente«, concluye la artista que finalmente iba guapísima con su vestido del diseñador Hesam Fevzi para Karim Desing.