No es sólo un drama policial. Es una historia de personajes. Así de contundente es Telediaria.com al analizar las claves del éxito de la nueva seríe de Antena 3 que por segundo martes consecutivo vuelve a liderar en audiencia.
La serie demuestra la imparable evolución de la prestigiosa productora Bambú (Gran Hotel, Velvet) a la hora de crear ficciones dispuestas a conquistar grandes audiencias.
Porque Bajo Sospecha está diseñada para gustar a las grandes audiencias: se sumerge en el drama de la desaparición de una niña pero sin excederse en intensidades ni truculencias, dosificando bien la información para que nadie se pierda (incluso para que puedas tuitear mientras) y aliviando el drama a través del protagonismo de los personajes de Blanca Romero y Yon González, policías infiltrados en el pueblo, que se hacen pasar por pareja y entre los que se va dibujando una tensión sexual por explorar.
Así la audiencia respira en una historia donde se presenta un panorama en el que todos, absolutamente todos, parecen culpables. El espectador juega a adivinar y los guionistas dan pistas. O despistes. El público, desde su casa, es el cuarto policía activo, por tanto, en una trama de intriga donde destaca la madre de la niña desaparecida, con una interpretación espectacular de Alicia Borrachero.
Porque Bajo Sospecha es una historia interpretada por grandes actores, como es habitual en Bambú: de la veteranía de Lluís Homar a un talentoso Yon González, que da vida al poli más travieso, con su toque de humor y osadía. Blanca Romero vuelve al mundo actoral, en cambio, con su habitual frialdad. No obstante, esa forma autómata de recitar el texto puede casar con su personaje, si bien también chirría entre la verdad del resto del elenco.
Los creadores de Bajo Sospecha ya tocaron una premisa de estas dimensiones con Desaparecida (La 1, 2007-08). Aunque ahora se nota que han aprendido de lo que no funcionó de aquel proyecto.
Bajo Sospecha no es tan claustrofóbica y apenas ha tenido, en este primer episodio, ninguna secuencia que haya transcurrido de noche. Sus artífices saben de la importancia de la luminosidad en cada escena para llegar a las masas (anoche logró un gran 21.6% de sahre con 4.216.000 espectadores, frenando a la competencia) y, sobre todo, para entrar por los ojos. Bajo sospecha lo consigue y además entretiene. No hay nada nuevo en ella.
Es un thriller clásico con un misterio y muchos sospechosos, pero en su factura y en sus guiones hay oficio, gente que sabe narrar sin olvidar las necesidades de un prime time generalista.