Estamos en plena pelea por un objetivo que nadie en la historia ha sido capaz de lograr, y resulta que estamos más preocupados por sacar defectos y ponernos negativos, que dedicados a dar botes de alegría porque el sueño imposible sigue vivo. Me decía un amigo que en el minuto 17 del primer partido, contra Italia, comenzaban a resonar en el bar de la esquina las primeras críticas a la selección.
¿Poco más de un cuarto de hora es el crédito que se ha ganado un equipo que enamora al mundo entero? ¡¡17 minutos!! ¿Es posible que esa sea toda la confianza que algunos tiene en la selección Campeona de Europa, Campeona del Mundo y, sin duda, una de las que mejor ha jugado al fútbol en toda la historia?
Hace cuatro años y unos días el tema de conversación típico era el consabido “caeremos en octavos”. Y contra Croacia pasamos a cuartos, y ni siquiera nos abrazamos, como muy bien ha dicho Vicente del Bosque.
Será que a alguien le parece que no tiene mérito enfrentarse contra Italia, Croacia, Irlanda. ¡Como si a la Eurocopa llegasen ‘piernas’ a los que si no metemos diez es porque andamos despistados!
Me temo que esto se llama ‘falta de cultura deportiva’. Desconocimiento del rival, de las dificultades de cada jugada, de cada pase, de cada desmarque. Del mérito de los que están enfrente. De lo difícil que hoy es abrir un hueco, romper una línea… ¡Si no es fácil ni respirar sobre el césped, porque los contrarios no dejan huecos ni para que pase el aire!
Nunca es fácil conseguir lo nunca visto. No puede ser una obligación lograr lo que para todos y siempre ha sido imposible. Esta Eurocopa es un sueño tan bonito, y tan real, que estamos obligados a disfrutar de cada minuto que sigamos adelante. Y eso se consigue siguiendo el ejemplo de nuestros deportistas: Humildad en la victoria y tranquilidad en la derrota.
Una parte trascendental del secreto que nos ha llevado a conquistar el mundo. Es el estilo de la selección de fútbol. Y de la de baloncesto. Es el estilo de Nadal. Es el estilo de Gasol… Como diría Vicente, se trata de ganar y perder… ‘como buenos deportistas’.
Además, no podemos olvidar que el fútbol es el único deporte en el que un equipo puede hacer un partidazo, ser muy superior al rival, y perder por 1-0. Así que los dramas no tienen mucho sentido
El deporte divierte, apasiona, entretiene, aleja problemas… y trasmite valores. Valores fundamentales para la vida, que un día sí y otro también vemos en nuestra selección. El valor de enfrentarse a cada jornada sabiendo que la victoria y la derrota son variables con las que debemos convivir con equilibrio. Y si las dos nos sirven para aprender, tendremos mucho camino recorrido.
Así que ¿Qué tal si nos dibujamos en la cara la sonrisa de los sueños, nos ponemos la camiseta del orgullo de ver nuestro fútbol, nos centramos en la admiración hacia nuestro equipo, y disfrutamos como locos?
Ellos se lo merecen. Y nosotros, también.