El Haj, o peregrinación a la Meca, es el quinto de los llamados pilares del islam. Los pilares son los preceptos fundamentales de esta religión y que también incluye la profesión de fe, la oración, la limosna y el ayuno.
El musulmán debe peregrinar al menos una vez en la vida a la ciudad de La Meca, siempre y cuando tenga los medios económicos y las condiciones de salud necesarias. Este viaje se puede hacer a lo largo de todo el año pero la peregrinación conocida como Haj, y para cumplir con el precepto islámico, el viaje tiene que hacer en el mes de Du-i-hiyya, es decir, en el duodécimo mes del calendario de la hégira lunar, y que este año coincide con los primeros días de octubre.
El ritual de la peregrinación varía en función de si el peregrino vive en la región de La Meca o si viene del extranjero. Pero en términos generales todos deben cumplir con casi los mismos preceptos.
El Haj comienza con el día de “Al Taruia” (revelación) para rezar y meditar a la espera de subir al monte Arafat. Los hombres deben ir vestidos con dos piezas de tela blanca sin costura. Las mujeres llevan una túnica larga.
En las lomas del monte Arafat el profeta Mahoma pronunció su último sermón, el sermón de la despedida, y allí los peregrinos permanecerán hasta la puesta de sol para, después, de dirigirse a la localidad de Muzdalifa. Allí pasarán de nuevo la noche y recogerán piedras antes de desplazarse a Mina para cumplir el primer apedreamiento de las tres columnas que representan al diablo y sus tentaciones.
Después deberán completar las vueltas a la “Kaaba”, un edificio en forma de cubo, cubierto por una tela negra y dorada, en el que se encuentra la piedra negra, que los musulmanes consideran un pedazo desgajado del paraíso. Considerada por los musulmanes como la primera edificación de la tierra, en ella los seguidores de Mahoma sitúan el centro del universo.
Tras las primeras vueltas a la Kaaba los fieles sacrificarán a un cordero, dando comienzo a la fiesta del Sacrificio (Aid al Adha), una de las principales festividades islámicas.
En los tres días que siguen a la citada fiesta, los peregrinos deberán cumplir la segunda fase de la lapidación del diablo en Mina y dar siete vueltas más como despedida a la “Kaaba”.