Marta Gallardo, portavoz de la plataforma social constituida en Alcalá en contra de la incineración de residuos no peligrosos en la cementera para su uso como combustible, ha explicado a Europa Press que han sido «entre mil y 1.500 personas», las que han participado en la movilización, algunas de ellas incluso procedentes de «Carmona, El Viso o Arahal».
El Ayuntamiento alcalareño, entretanto, ha aprobado en su pleno una modificación puntual de sus normas urbanísticas, destinada a establecer unas «distancias mínimas» entre las actividades industriales que «utilicen residuos como combustible alternativo» y las «zonas de suelo urbano o urbanizable». En concreto, esa distancia mínima sería de «dos kilómetros», si bien Gallardo avisa de que esta modificación del planeamiento urbano «está en trámite» y puede ser susceptible de alegaciones. Al respecto, avisa de que la movilización ciudadana se enfrenta a «la fuerza» de una corporación como Portland.
El acuerdo plenario y la protesta de Alcalá surgen, de cualquier modo, después de que la planta cementera de Portland Valderrivas, enclavada al pie de la autovía A-92, haya logrado el visto bueno de la Junta de Andalucía para modificar su autorización ambiental integrada de cara a la incineración de derivados de residuos no peligrosos para su uso como combustible.
Según los ecologistas, que han promovido toda una campaña social en contra de esta medida, gracias a esta revisión de su autorización ambiental integrada, la planta contará con disposición de incinerar 292.000 toneladas de residuos al año para su uso como combustible. «Esa cantidad supera a los residuos que procesan todas las cementeras de Andalucía juntas», dicen los ecologistas, que avisan de «emisiones a la atmósfera», con sus correspondientes consecuencias en un área densamente poblada, en la primera corona del área metropolitana de Sevilla.