La lectura propone tres perspectivas. La primera, «inédita», es un «retrato del alma» que recorre su biografía íntima escrita por Pedro Miguel Lamet. La segunda y tercera recuperan dos obras ya publicadas por Sal Terrae: La mirada del compañero y testigo de su vida, Jon Sobrino, relatada en »Monseñor Óscar Romero, un obispo con su pueblo», y la propia palabra del beato a través de una antología seleccionada por James R. Brokman en »La violencia de amor».
Concretamente, en la segunda parte, Jon Sobrino se adentra en el proceso interior de transformación de Romero a raíz del asesinato de su compañero y guía espiritual Rutilio Grande en marzo de 1977. «Cayó la venda de los ojos: Rutilio tenía razón. La pastoral, la Iglesia y la fe que promovió Rutilio Grande son las verdaderas. Más hondamente aún, si Rutilio murió como Jesús, si mostró el mayor amor de entregar su vida por los hermanos, es que también su vida y su misión habían sido como las de Jesús», señala.
Por otra parte, la selección de las palabras de monseñor Romero, «llenas de ternura, de humildad y de confianza en Jesucristo», parte de esta «conversión» por la que Romero pasó a ser «la voz de los sin voz». Tal y como apunta Henri J. M. Nouwen en el prólogo del libro, el recuerdo de Romero puede servir de estímulo «para despertar las conciencias y examinar más a fondo la responsabilidad, individual y colectiva por este mundo».