-“¡Mira, es este el bar!”
-“¿Estás seguro?”
-“Sí, fíjate ahí estaba el cartel donde ponía que habían ganado El Gordo”.
Esta es una de las muchas conversaciones que se pueden oír en el bar La Muralla después de que se conociera que es el famoso bar en el que Antonio hace millonarios a sus vecinos gracias al décimo de Navidad. Curiosos y los clientes de siempre se acercan al bar a tomar algo y sobre todo a hablar con los dueños del local y preguntarles cosas del anuncio.
Los actores se han convertido en clientes habituales del bar
Son las 16 horas de un viernes. Es la hora del café y en el bar está Marga (la dueña) poniendo unos cuantos cafés a los clientes de toda la vida. Algunos se sientan a leer el periódico del día, otro juega a la maquinita que tienen en el bar y un grupo de unos cinco señores juegan a las cartas.
Marga nos cuenta que desde que se rodó el anuncio los actores han ido en varias ocasiones al bar a tomar algo y a pedir raciones. Está muy agradecida porque hacen una buena consumición y además están atrayendo a mucha gente. A ellos, ya les ha tocado su particular Lotería, más trabajo. Su clientela ha aumentado gracias al anuncio y les está ayudado a salir del bache.
“¡Hernán!, dame uno de esos décimos”, le dice uno de los clientes. El dueño del bar le dice que ya no le quedan, “hemos vendido 600 del 37254. Ahora tenemos unas participaciones de la asociación de vecinos La Incolora de Villaverde Alto con el número 48388, ¿Quieres uno?”. Todos dicen ¡Sí!. Se toman un café y se llevan una participación.
Los clientes habituales del bar también comparten décimos… y otros se han quedado sin él
“Conozco este bar desde hace 45 años. Siempre he venido aquí y como todas las navidades llevo un décimo del bar. Compré tres antes de que saliera el anuncio, y los voy a compartir con mis hijos, con algún amigo y una vecina”, nos cuenta un vecino de toda la vida del barrio. Está encantado con la repercusión que ha tenido el anuncio.
Ángel lleva 7 años sacando a pasear a su madre las tardes. Dan una vuelta por el barrio y siempre termina su recorrido tomando un café en el bar La Muralla. “Llevamos varios años viniendo y este año se nos ha escapado el décimo. No me di cuenta de comprarlo antes y con la locura del anuncio se nos han escapado”, se lamenta. Él como el resto de personas que se han quedado sin décimo ha comprado una participación del barrio.
La alegría y la ilusión se respiran en este local. Es algo diferente al que sale en el anuncio, pero inconfundible. Todos saben dónde va a colgar Hernán el cartel de ‘Nos ha tocado el Gordo’ el día 22 si la fortuna llama a su puerta. “¡Sí, nos va a tocar! Ya estamos pensando en la celebración de ese día”, afirma Hernán.