Así lo ha relatado la ruandesa Thérèse Nyirabukeye, consultora y formadora de la Federación Africana de Acción Familiar, quién ha detallado su experiencia ayudando a familias de Ruanda.
Nyirabukeye ha explicado que muchos formadores colegas suyos le habían pedido que comunicara al Sínodo que «aprecian enormemente la belleza de la familia y los métodos naturales».
En la tradicional rueda de prensa después de las sesiones de debate del Sínodo en la que han participado dos mujeres se ha puesto en evidencia que el género femenino se siente «escuchado» y «reconocido» por los obispos. En el Sínodo participan un total de 30 mujeres, 18 de las cuales intervienen junto a sus maridos para aconsejar a los padres sinodales sobre la pastoral familiar de la familia. «Como mujer he estado contenta de participar y de poder dar mi contribución en el Círculo Menor», ha subrayado Nyirabukeye.
Por su parte, Moira Mcqueen, directora del Instituto Católico de Bioética de Canadá (Canadá), ha expresado que los padres sinodales les han animado en todo momento a participar y expresar su punto de vista. «No es solo una sensación. Las conclusiones al final del día muestran que se nos ha escuchado», ha explicado.
En este sentido, ha manifestado que no ha sentido ningún tipo de discriminación, ni diferencia por ser mujer y ha destacado «la democracia» que se respira en el Sínodo. «Cuando los auditores tienen la oportunidad de hablar, creo que el proceso es democrático. Esto es muy positivo», ha señalado.
Sobre el ritmo de trabajo en las sesiones del Sínodo que has llegado al ecuador, el sacerdote Jeremias Schröder, O.S.B., Archiabad Presidente de la Congregación Benedictina de Santa Otilia, ha asegurado que el ambiente es de serenidad y que «los Circuli Minores (los grupos lingüísticos) permiten a los miembros conocer y trabajar cercanamente, con tenacidad y paciencia».