En rueda de prensa, Ortega ha explicado que se trata de un ejemplar «que da las características de esta especie, hasta ahora desconocida para la ciencia» y que sería «la primera especie que se describe del yacimiento de Lo Hueco», en torno a la cual ya se conocen «dos morfotipos de cráneos de cocodrilo».
Un descubrimiento que, ha agregado, «permite ir poniendo la toponimia conquense por el mundo». «A partir de ahora, el nombre Lo Hueco, estará ligado de por vida a esta especie e incluido en los textos de paleontología».
Según ha explicado el investigador Iván Narváez, la pieza presentada este jueves corresponde al «cráneo completo y la rama mandibular derecha del Lohuecosucus megadontos», en el que se aprecia el rasgo más característico de este animal, «sus enormes dientes».
En su morfología externa, el Lohuecosucus megadontos tiene una apariencia «muy parecida a la de los cocodrilos actuales, pero con los dientes de un tamaño hipertrofiado, que hace que se deforme la parte posterior del maxilar», ha apuntado.
Presenta, a su juicio, «varias características» que lo hacen estrechamente emparentado con el Alodaposucus descrito por primera vez en Rumanía a principios del siglo XX y, junto a ellas, «otras que permiten definirlo como una especie nueva», entre las que ha destacado, además del tamaño de sus dientes, «una narina muy ancha y grande comparada con el resto de formas relacionadas con el Alodaposocus».
ESTUDIAR LOS COCODRILOS ACTUALES
El estudio de este ejemplar ha permitido avanzar en el «conocimiento del origen de los cocodrilos actuales», ha dicho. El estudio del material hallado en Lo Hueco «podría concretar mucho más este contexto de finales del Cretácico», ha añadido.
El análisis de esta nueva especie, ha explicado Narváez, ha permitido crear un nuevo clan formado por especies exclusivamente europeas y «formas que vivieron, exclusivamente, a finales del Cretácico superior» y que están relacionados con «el grupo hermano de los cocodrilos actuales».
Asimismo, ha facilitado la redefinición de un cráneo hallado en el sur de Francia, así como «restringir el uso del término alodaposucus únicamente a los ejemplares descritos en Rumanía».
Junto a este cráneo, en Lo Hueco ha aparecido un conjunto de material asignado a esta especie «muy abundante, varios cráneos y varias mandíbulas que podrían corresponder a dos especies distintas», según ha avanzado el investigador.
Este tipo de ejemplares de cocodrilos aparecen generalmente en el suelo, integrados en la roca y, según han subrayado los investigadores, «no se conocían con esta abundancia en el resto del registro europeo».
Una vez finalizada su fase de estudio, el ejemplar será devuelto a su zona de conservación, en el depósito de las colecciones de Lo Hueco, que muestra la fauna que habitaba la región hace 75 millones de años y que incluye más de 10.000 piezas, de las cuales se han procesado entre el 10 y el 15%.
Por su parte, el viceconsejero de Cultura de la Junta de Comunidades, Jesús Carrascosa, ha asegurado que este descubrimiento «es una evidencia del gran registro paleontológico que tenemos en Castilla-La Mancha y en Cuenca, que nos ha puesto el mundo científico».
Carrascosa ha reconocido la labor de los investigadores, que, a su entender, están «haciendo de Castilla-La Mancha un referente en la comunidad científica» y, en un futuro cercano, «también para los amantes de la ciencia».