«Todo es muy y muy difícil, pero nada es imposible. Y sea cual sea el final, lo necesario es tener un país espiritualmente fuerte, con espíritu de iniciativa, en todos los ámbitos, decidido a defender su identidad, cohesionado e integrador», ha sostenido en su editorial del Centro de Estudios Jordi Pujol recogido por Europa Press, pese a destacar que Catalunya debe mantener la vista puesta en Europa porque forma parte de su identidad.
Además, Pujol ha remarcado que la Unión Europa (UE) ha acabado aceptando e incorporando a los nuevos estados que se han configurado, al recordar casos como el de Eslovaquia y «como hará tarde o temprano» con Macedonia y Montenegro.
A su juicio, las independencias son el resultado de procesos internos dentro de Estados ya existentes como consecuencia de mayorías sociales como pasó en la antigua Checoslovaquia, y también en Serbia con el caso de Montenegro: «Independencias, por cierto, no previstas al inicio de los 90. Evidentemente, así sería también en el caso de España y de Catalunya».
También constata que los problemas concretos e inmediatos de Catalunya con el resto de España no se resolverán pasando por Bruselas o Estrasburgo, como el debate de los compromisos presupuestarios, el de competencias o el del catalán, y que habrá que limitarlo a discutirse con el Estado.
«Y su resolución dependerá en gran parte de la cohesión y de la potencia de Catalunya», ha añadido Pujol, combinado con el grado de coherencia que adopte España y la posición de Europa.
El ex presidente de la Generalitat también ha constatado que el Gobierno ha tenido que ceder poder político, económico y social a Bruselas, y que como consecuencia ha acentuado su control y presión sobre las autonomías ante lo que puede presentarse como una posible recentralización.
En este ámbito, Pujol ha indicado que Bruselas probablemente intervendrá poco o nada en defensa de las autonomías ante un escenario que puede perjudicar a Catalunya, por lo que considera que la defensa del autogobierno catalán deberá hacerse desde dentro con los propios recursos políticos y sociales.
«La buena noticia de más Europa no nos garantiza más autonomía. Pero, a pesar de todo, es una buena noticia porque refuerza los valores europeos políticos y culturales. Y esto nos conviene», ha concluido.