En el minuto 113 de la final cayó la Copa del Mundo del lado alemán. Un gol de Mario Götze le dio la cuarta estrella a los germanos y acabó con el sueño de los argentinos de proclamarse campeones del mundo en Maracaná. La eliminación de la anfitriona duele menos en su país. El tanto del nuevo héroe alemán llegó en un fallo de marcaje. Schürrle centró desde la izquierda, la pelota superó a Demichelis, Götze controló magistralmente con el pecho, como hizo Iniesta en el minuto 116 en Johannesburgo, y fusiló a Sergio Romero. Alemania rompe el maleficio y una selección europea gana en América un Mundial.
La final empezó torcida para Alemania. En el calentamiento se lesionó Khedira y Kramer fue su sustituto. La baja del madridista se notó en esos metros finales en los que Alemania se muestra contundente y fulminante. Resultó un golpe psicológico para sus compañeros y para el juego de alto ritmo de los germanos. Salieron con la idea de llevar la iniciativa del encuentro, de tener la pelota y buscar meter esa velocidad para romper la solidez de los argentinos. No funcionó la maquinaria de precisión alemana. Ritmo e intensidad baja, lentitud, poca profundidad por dentro y por fuera. Los argentinos tenían muy claro lo que tenían que hacer para desactivar al rival. Se mostraron convencidos de que si eran compactos y trabajaban juntos se les atragantaría el partido a su rival. Lo consiguieron. Argentina fue creciendo en la final, con su brillante rigor táctico, orden y sacrificio colectivo. Tiene futbolistas con el cuajo suficiente como para no asustarse de un equipo que venía de arrollar a Brasil.
Argentina le fue cortando la respiración a Alemania con su férrea defensa y le atosigó arriba con un genial Messi. Alemania estuvo lenta. El jugador del Barcelona fue apareciendo a cuenta gotas para dejar su sello de futbolista desequilibrante y vertical. A Höwedes le ganó en dos incursiones por la banda izquierda, con diferentes cambios de ritmo y penetraciones que metieron el miedo en el cuerpo a la defensa alemana. Cada vez que Messi cogía la pelota se iba para delante y ponía patas arriba a los alemanes. Bien para descargar el juego en otro compañero o para ganar la carrera e irse hacia la portería de Neuer. Messi acabó agotado. No hizo un partido redondo. Empezó con chispa, velocidad y desborde y en la prórroga se le vio fundido.
La primera gran ocasión fue para Higuaín, que avisó con un disparo cruzado y bien intencionado. El ‘9’ argentino se convirtió en el protagonista de la primera parte. Quedó marcado por una ocasión errada en una acción en la que Kroos echó al balón atrás y cayó en sus botas. No aprovechó el regalo el ‘Pipita’, que eligió disparar, sin ningún rival por delante, de forma precipitada y defectuosa. Pegó mal al balón y desaprovechó una clarísima acción en la que podía haber apurado más metros en su carrera para definir en el uno a uno contra Neuer. Un oportunidad desperdiciada que pudo poner por delante a su selección. Luego marcó un gol, que celebró con energía, pero que fue anulado por fuera de juego. No acabó el partido. Trabajó mucho arriba, se fajó con los defensas y se vació. Palacio entró por él a falta de diez minutos.
Alemania no dio sensación de peligro. Tuvo pocas ocasiones y llegadas a la portería de Sergio Romero. Una de Schürrle, que salió por el lesionado Kramer, otra de Kroos, con un tiro manso a las manos de Romero, y una tercera en un remate de cabeza al palo de Höwedes.
En la segunda parte salió mejor Argentina, con el cambio del Kun por Lavezzi, y se fue a por el partido. En este inicio fulgurante Messi tuvo otra clarísima ocasión de gol ante Neuer y su disparo, demasiado cruzado, metió el miedo en el cuerpo a los alemanes. Otra acción desperdiciada. Argentina llegaba en oleadas con velocidad y rompía, pero le faltaba precisión. Tenía más el balón y no perdía su empaque de equipo solido cuando lo perdía. En el minuto 56 se produjo una acción polémica. Neuer arrolló en el área a Higuaín, lo tumbó en su salida y el árbitro Rizzoli no quiso saber nada de señalar el punto de penalti. No aprovechó Argentina su mejor fase del partido para marcar y Alemania atascada y con apuros se fue reconstruyendo. El partido se equilibró y si los alemanes se estiraban eran frenados con contundencia por Mascherano. En una de sus entradas vio la tarjeta amarilla. El ‘jefecito’ pudo ser expulsado por varias entradas violentas. Alemania se fue estirando y, con más corazón que juego, tuvo sus opciones de marcar. Kroos, que destaca por su preciso golpeo, no ajustó el punto de mira en un disparo cómodo desde fuera del área. Las fuerzas en ambos equipos fueron mermando el ritmo. Se perdió frescura y riesgo. Ese miedo a perder y los nervios llevaron la final a la prórroga.
Schürrle tuvo la gran primera ocasión con un potente disparo que fue despejado con los puños por Romero. Los de Löw salieron más frescos, enteros y decididos en el tiempo extra. La respuesta de Argentina fue una ocasión de Palacio en un balón que le cayó tras un error de Hummels. Levantó la pelota ante la salida de Neuer. Otra ocasión clara desperdiciada. Los delanteros estaban fallones en la definición. El Kun, con poca chispa, tampoco acertaba a desequilibrar arriba. Si Alemania echó de menos a Khedira, Argentina lloró la baja de Di María. Hasta que llegó la conexión Schürrle-Götze para levantar la Copa del Mundo. Un gol ‘made in Spain’ con ejecución similar a la de Iniesta en Sudáfrica.