Dimitris Salpingidis, esperanza de Grecia para el martes en el duelo ante la República Checa en Breslavia, en la segunda jornada del grupo A de la Eurocopa, es un hombre acostumbrado a lograr goles importantes, especialmente con su equipo nacional.
«No busco especialmente que mis goles lleguen en las competiciones importantes. Creo que es simplemente una cuestión de suerte», comentó Salpingidis, de 31 años, el primer anotador de su equipo en este campeonato continental.
El viernes en Varsovia, en el partido inaugural, Grecia iba perdiendo 1-0 ante Polonia y estaba con uno menos por la expulsión en el 44 de Soktrais Papastathopoulos, pero tras el regreso del descanso, el atacante del PAOK de Salónica cambió el guión del partido.
Entró en lugar de Sotiris Ninis en el descanso y cinco minutos más tarde aprovechó una falta de entendimiento entre el portero polaco y un defensa para poner el 1-1.
Grecia pudo incluso haber logrado la victoria, si el penal de Giorgos Karagounis, que él provocó, no hubiera sido detenido por Przemyslaw Tyton en el minuto 71 de partido.
«Me siento muy contento por haber sido capaz de representar a mi país y por poder vestir la camiseta nacional», afirmó Salpingidis cuando se le pregunta por la importancia que concede a poder jugar con Grecia, con la que ha firmado ocho tantos en 57 partidos.
Sus tantos con los helenos, además, han valido su peso en oro, como en octubre de 2010 ante Israel, en las eliminatorias para la Eurocopa (2-1), o como en Ucrania en 2009, en el decisivo repechaje para el Mundial de Sudáfrica-2010 (1-0).
O qué decir de su tanto ante Nigeria (2-1) en la primera fase de la Copa del Mundo de hace dos años, que contribuyó a la primera victoria griega en una fase final del principal torneo del fútbol internacional.
Con el empate ante los polacos, Salpingidis se convirtió en el primer jugador de su país en conseguir haber marcado tanto en una Eurocopa como en un Mundial.
No ha sido muy prolífico con la selección, es cierto, pero tiene el honor de ser el máximo goleador griego en la historia de los torneos europeos de clubes y además logró su tanto número 100 en la liga griega en 2011, para el PAOK, al que llegó en 2010 procedente del Panathinaikos.
En cuatro temporadas en el club ateniense, Salpingidis había conquistado un título nacional y una Copa de Grecia (2009-2010), reforzados por los galardones individuales de mejor jugador del campeonato en 2008 y 2009.
Nació el 10 de agosto de 1981 en Salónica y comenzó su carrera en el Kavala, un club de la segunda división al que había sido prestado por su equipo de formación, el PAOK.
Después de una temporada de ensueño, en la que fue el máximo anotador de la segunda categoría, volvió al equipo de Salónica a los 21 años, en el que continuó hasta su traspaso en 2006 al Panathinaikos, por 1,8 millón de euros.
En 2010 volvió al PAOK, con un contrato de cuatro años que cuenta con un salario anual de 800.000 euros, pero las dificultades económicas de Grecia y de sus clubes hacen que Salpingidis esté en la agenda de varios equipos y que quizá sea vendido, sobre todo si continúa brillando en esta Eurocopa.