El primer viernes del mes de octubre se celebra, desde 1999, el ‘Día Mundial de la Sonrisa’, una festividad ideada por el creador del “smiley face” Harvey Ball. Sonreír aporta grandes beneficios físicos y psicológicos, por lo que es bueno para la salud, es fácil y, además, es gratis, pero ¿cuánto sonreímos los españoles?
Según el informe Mundial de Felicidad, que mide el bienestar y la felicidad de 156 países, España ocupa la posición número 37. Dinamarca parece ser la nación más feliz y le siguen Suiza, Islandia, Noruega, Finlandia, Canadá, Países Bajos, Nueva Zelanda, Australia y Suecia.
La sonrisa es un reflejo del estado de ánimo, ya sea una sonrisa sincera, innata o fingida, los músculos involucrados en producirla dirán mucho de nuestro estado. Incluso, antes de nacer, ya sonreímos al ser este uno de los primeros impulsos neurológicos del ser humano. Desde ese momento, los beneficios de sonreir, y de su hermana melliza la risa, son muchos.
Reduce el dolor
Sonreír es un analgésico natural. Libera endorfina, dopamina, serotonina y adrenalina, que favorecen la reducción del dolor, tanto físico como emocional. Además, sonreír se relaciona con la reducción de la presión arterial, por lo que puede disminuir el riesgo de enfermedades crónicas.
Igualmente, al sonreír se reduce el cortisol, la hormona del estrés, ayudando a eliminar pensamientos y emociones negativas, superar depresiones, y a descargar tensiones.
Te hace más atractivo
Antropológicamente nuestro cerebro asocia a aquel que sonríe con una persona saludable lo que nos hace sentirnos más cómodos en su presencia. Asimismo, la sonrisa es símbolo de autoestima y éxito, por lo que nos dan la impresión de seguridad y nos sentimos automáticamente atraídos hacia ellos.
Además, un curioso estudio afirma que el tan sólo hecho de ver a alguien sonriéndonos, generamos niveles de estimulación sobre nuestro cerebro y corazón parecidos a los que recibiríamos si comiéramos 2.000 tabletas de chocolate o ganáramos 12.000 euros.
Es contagiosa
La sonrisa es evolutivamente contagiosa de ahí que el juego infantil de mantenerse la mirada sin reír suponga todo un desafío para el cerebro.
Un estudio demostró que la mitad de la gente devuelve la sonrisa a un extraño y esto no se debe a mera cortesía, sino que se trata de un efecto producido por las neuronas espejo y la reciprocidad. En el mismo sentido, la universidad de Harvard evidenció que cuando alguien está contento, la gente cercana tiene un 25% más de probabilidades de mejorar su humor también.
¡A sonreír se ha dicho! Que no cuesta nada, pero vale mucho.