La nariz es uno de nuestros órganos que, además de su importante función fisiológica como canal por donde entra y sale el aire que respiramos, también tiene una importante relación con la estética. Sin embargo, una de las grandes funciones de la nariz es ser la primera de las líneas defensivas que nuestro organismo contrapone a todo tipo de agentes invasores que intentarán penetrar en él. En este sentido, no debemos olvidar que la nariz está continuamente expuesta a todos los factores ambientales que nos rodean como pueden ser bacterias, virus o sustancias químicas que emiten olores y penetran en el organismo.
La nariz es un órgano muy sensible. La característica sensibilidad de la nariz se debe a que contiene numerosísimas terminaciones nerviosas. Esto hace que cualquier sustancia, cuerpo extraño u organismo que intenta acceder a través de la nariz irritará la membranas de la mucosa nasal. Esta irritación de la mucosa va a tener como resultado final el estornudo.
El estornudo es por lo tanto un mecanismo de defensa del aparato respiratorio. En el fondo es un acto reflejo irreprimible que tiene una fase de inspiración (entrada) de aire brusca, seguida de otra fase de espiración (salida) violenta y ruidosa.
El estornudo como proceso es muy complejo que está regulado en nuestro cerebro por el llamado centro del estornudo. El centro del estornudo se localiza en nuestro cerebro en una zona que se llama bulbo raquídeo (localizado prácticamente en la base del cerebro). El centro del estornudo es el responsable de enviar los mensajes a la gran cantidad de músculos que participan en lo que podríamos erróneamente pensar que es el simple proceso de estornudar. Como ejemplo decirles que en el proceso del estornudo participan no menos de ocho tipos de músculos diferentes entre los que podríamos señalar: músculos del abdomen, del pecho, del diafragma, de las cuerdas vocales, de la parte posterior de la garganta, de los párpados, de la boca o de la cara entre otros.
En la primera fase de inspiración de aire durante el estornudo, aunque realmente dura menos de un segundo, la cantidad de aire que entra a través de la nariz en volumen son aproximadamente dos litros y medio. Entonces, los músculos abdominales harán subir el diafragma para aumentar la presión en los pulmones. Entonces, el aire saldrá disparado por la nariz y la boca a una velocidad media entre 110 y 160 kilómetros por hora.
Muchos de ustedes les ocurrirá también que no solo estornudan cuando sienten que alguna partícula extraña intenta acceder a sus vías respiratorias sino también al mirar a la luz. Esto se llama el estornudo fótico. El estornudo fótico ocurre por sensibilidad a la luz y hoy se sabe que este tipo de estornudos, que no afecta a todas las personas, es heredable genéticamente.
Se piensa que existe alrededor de un 35% de la población que tiene estornudos fóticos. El estornudo fótico parece que está provocado por la sobreestimulación visual que excita al nervio trigémino. El nervio trigémino está localizado en el cerebro que regula y controla funciones tan diferentes como la masticación, la expresión facial y la transmisión al cerebro de estímulos captados por la nariz, los ojos y el cuero cabelludo. En los últimos años, se ha relacionado el estornudo fólico con otra serie de estornudos que podríamos clasificar como raros y que hoy en día incluso se les ha dotado del pomposo nombre de “Estallido helio-oftálmico autosómico dominante” que en sus siglas en inglés se conoce con el nombre de ACHOO. Dentro del ACHOO también se incluirían estornudos provocados por una sensación de saciedad en el estómago, que en algunas personas también puede estimular la generación del estornudo.
Les comenté al comienzo, que el estornudo es una identidad realmente compleja. Incluso para algunas personas puede ser realmente molesta. Por ejemplo, ahora se conoce que existen muchas formas de inducirse el estornudo y no solamente por la luz o por materiales extraños en la mucosa nasal. Por ejemplo, los estornudos pueden llegar a tener connotaciones sexuales. En este sentido, unos científicos del Reino Unido publicaron un trabajo del caso de un paciente que tenía estornudos incontrolables cada vez que pensaba en relaciones sexuales. Estos científicos, en la elaboración del trabajo encontraron hasta 17 personas más que tenían este mismo síntoma e incluso decían que era probable que no fuera un problema tan puntual sino que posiblemente afectaría a más personas que, quizás por vergüenza, no se lo decían a los médicos. Estos mismos científicos pensaban que el problema podría radicar en la existencia de una especie de “cortocircuito” en las conexiones cerebrales que haría que se cruzaran sistemas del cerebro diferentes, como serían los que regulan las actividades sexuales y las del estornudo.
Dice la historia, que exclamar “salud” o “Jesús” a la persona que estornuda es una tradición derivada de tiempos del papa santo Gregorio I conocido como Gregorio Magno (540-604). En ese tiempo, alrededor de 590, la peste se extendía por Europa. Como forma de lucha contra la peste, San Gregorio Magno mandó orar y procesionar. Las personas que estornudaban era mediante el grito “salud” que cumplía la función de oración pero también señalaba al posible infectado.
Sin embargo, según la tradición hebrea, Adán dio su primer estornudo cuando Eva le dio la manzana, lo que interpretó como un signo del Maligno y un presagio de muerte. Desde entonces hasta los tiempos del patriarca Jacob se pensaba que cuando alguien estornudaba, el alma, que era donde se localizaba el cerebro, se impulsaba fuera de la cabeza y anunciaba su muerte. El Talmud menciona el estornudo como uno de los mecanismos fisiológicos que nos recupera de los males.
Dice también la historia, que el estornudo fótico fue ya observado por Aristóteles (siglo IV antes de Jesucristo). Aristóteles se preguntaba por qué algunas personas al mirar al sol estornudaban, cosa que se impedía cerrando los ojos, y sin embargo el fuego no provocaba el estornudo. Aristóteles concluyó que el motivo del estornudo era la luminosidad del Sol y no el calor que de él emanaba.