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La sonrisa no es solo la carta de presentación que tienes ante el mundo, sino que también es un indicio de tu estado de salud y tu bienestar general. Los dientes y la boca tienen, además, funciones vitales que hacen funcionar bien el organismo, de aquí la importancia de cuidar bien de la salud de la boca.
Buenos hábitos de higiene
Tener una buena dentadura requiere de un constante cuidado, comenzando por cepillar los dientes al menos dos veces al día y a conciencia, para controlar el sarro y las bacterias que causan el mal aliento y enfermedades en la boca. El sarro es esta capa de calcio sólida que se mezcla con los alimentos y bacterias que quedan acumuladas en la boca y se van adhiriendo con el paso del tiempo.
Para que el cepillado sea realmente efectivo, se debe emplear un cepillo acorde a la boca de cada uno. Por ejemplo, una persona con encías sensibles tendrá que adquirir un cepillo de cerdas suaves y hacer el cepillado con relativamente poca fuerza para no lastimar las encías, aunque sí habrá que hacer algo de presión.
A continuación, hace falta utilizar complementos para tener una mejor limpieza, como el hilo dental. La idea es usarlo diariamente para eliminar los restos de comida entre los dientes que el cepillo no puede remover. El enjuague bucal es otra de las herramientas muy útiles, porque ayuda a aflojar y remover los restos de placa que el cepillo no pudo quitar.
Cada cierto tiempo hace falta acudir al odontólogo para hacer una limpieza dental que elimine esta placa bacteriana si ya se ha solidificado y convertido en sarro, y el especialista se encargará de aplicar el tratamiento más adecuado para cada caso. Es importante tener periódicamente esta cita o cuando se vea que la placa se ha solidificado demasiado porque, de esta manera, se evitan otras enfermedades.
La endodoncia: una manera de salvar los dientes afectados
El tratamiento de conducto, también llamado endodoncia, se practica para salvar la pulpa del diente (la base) que se haya deteriorado por la aparición de caries o golpes. El objetivo de este tratamiento es evitar que haya que extraer el diente y salvarlo, y así dejar al paciente con su dentadura completa.
Los tipos de endodoncia varían de acuerdo a los conductos que haya que utilizar en los dientes afectados. Los unirradiculares son los de un solo conducto y se aplican a los dientes premolares. Los birraculares se componen de dos conductos que se colocan en los premolares y los molares; mientras que los multirradiales sólo se aplican en los dientes molares.
Con este tratamiento se consigue eliminar la inflamación que afecta al nervio y provoca tanto dolor, además de eliminar la proliferación de bacterias causada por la placa acumulada en la zona. Se colocan siempre piezas biocompatibles que no sean rechazadas posteriormente por el organismo.
Después del tratamiento, hará falta reconstruir el diente para cerrar los huecos que ya habían, y así evitar que salgan nuevas caries. Desde este paso, habrá que hacer un seguimiento continuo para vigilar la evolución y realizar otra endodoncia si llegaran a aparecer nuevas caries.
La ortodoncia para mejorar la sonrisa
La apariencia de los dientes es un factor muy importante de la salud bucodental porque afecta de manera directa a la percepción que tiene el individuo sobre sí mismo. Tener los dientes blancos y alineados es una de las prioridades que se busca cumplir a la hora de conseguir una sonrisa bonita y saludable.
La ortodoncia es el método utilizado para corregir la posición de los dientes y hay de varios tipos que son igual de efectivos, aunque los brackets zafiro y de cerámica son transparentes, y por tanto, más agradables para la vista, además de ser bastante cómodos para el paciente.
Este tipo de brackets se pensó después de que se comenzara a tomar realmente en cuenta la parte estética de la sonrisa del paciente en lugar de únicamente lo funcional. Los desarrolladores siguieron pensando en que debían corregir la alineación de la dentadura, aunque esta vez no habría que sacrificar la imagen.
Los de zafiro hacen el proceso un poco más rápido que los de cerámica porque ejercen algo más de presión en las piezas dentales. A diferencia de los de cerámica, los de zafiro son iguales a los convencionales, pero se camuflan con el color natural de los dientes porque son completamente transparentes.
Estos brackets están recomendados, sobre todo, para las personas que no tienen los dientes muy blancos, porque los otros tipos resaltan demasiado la dentadura. Por ello, personas que ingieren mucho café, cigarrillos o cualquier otra cosa que manche los dientes, son las más indicadas para usarlos.
¿Cuándo usar carillas dentales?
Una dentadura perfecta no siempre es alcanzable con métodos tradicionales, aunque por suerte, las carillas dentales ocultan de forma rápida y eficaz las imperfecciones que tienen los dientes. Además, es un proceso indoloro que da una apariencia completamente natural a la boca de una persona, incluso si su dentadura se ha visto bastante afectada antes.
Las carillas se utilizan cuando la situación del paciente no es tan grave pero sí requiere una solución lo más pronto posible. Las carillas son unas láminas que recubren los dientes para ocultar problemas estéticos o físicos, como manchas que no se quitan ya con el blanqueamiento, fracturas pequeñas o separaciones entre los dientes.
El odontólogo debe determinar si hace falta aplicar otro tratamiento previo a la colocación de las carillas. Ya sea el uso de brackets durante un tiempo para disminuir todo lo posible la separación o la dirección de los dientes, así como intentar antes el blanqueamiento. Hay que tener en cuenta que las carillas únicamente tienen una función estética que no arregla realmente ningún otro problema.
Las carillas se cuidan de la misma manera cómo se hace con los dientes, y no requieren de ningún tipo de mantenimiento especial. Aunque sí es necesario asistir al dentista con la frecuencia que se indique para verificar que todo esté en orden y limpiar el recubrimiento.