Las detenciones de ciudadanos españoles en el extranjero por delitos relacionados con el consumo o el tráfico de drogas a pequeña escala ha batido records, según las informaciones del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
El Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad ha presentado este martes, la segunda fase de su campaña de prevención, con el lema: »Si te has creído que pasar droga es la solución a tus problemas, te puedes creer todo lo demás (el piloto te dejará tomar los mandos y te servirán langosta)».
Lo cierto es que desde el comienzo de la crisis, en tres años el número de españoles detenidos en el extranjero por tráfico ó consumo de drogar ha aumentado un 40%. En 2007 había 1.398 presos españoles en cárceles extranjeras, mientras que en 2010, ya casi se superaban los 2.000 presos, eran exactamente 1999.
Actualmente hay un total de 2.100 presos condenados o pendientes de juicio en otros países por esta causa.
Según Jimena Sanclemente, directora del Instituto Ramón Rubial, que colabora en el desarrollo de la campaña.»Es verdad que ahora estamos pasando una difícil situación económica y hay gente que piensa que la salida más fácil a ella es hacer cosas que no deberían, pero esto no es una solución factible».
El consumo o el tráfico de drogas representa el principal motivo de detención de ciudadanos españoles en el extranjero, representando el 83 por ciento del total de presos actualmente, repartidos por las cárceles de 54 países.
Los países con mayor número de españoles detenidos por drogas son Perú (259), Italia (196), Colombia (192), Brasil (184), Marruecos (174) y Portugal (159).
El tráfico de estupefacientes no es el único motivo de detención en el extranjero, también puede serlo su consumo. Según el subdirector general de Protección y Asistencia Consular del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, Pedro José Sanz, «hay gente que piensa que no pasa nada por fumarse un porro, y acaba encontrándose con una detención o una condena», dado que la legislación de otros países en este aspecto «no es igual que en España».
Con además, el riesgo añadido que en muchos países no distinguen entre consumo o tráfico y las penas son superiores a las que tiene un asesinato.