La política en España también es una cuestión familiar. Una de las formas de corrupción más común en nuestro país y en otros es la contratación a conocidos, también llamada »enchufismo». Cuando el enchufe se produce entre un gestor público y uno de sus familiares, el término apropiado es el de »nepotismo».
No se puede hablar de nepotismo en España sin hacer una parada en la familia Fabra. Durante casi 140 años, los Fabra han creado y mantenido una dinastía política que ha »reinado» en la provincia de Castellón. De uno a otro han ido heredando el trono de la Diputación Provincial desde el año 1874.
El último en ocupar el sillón provincial ha entrado en prisión este mismo lunes para cumplir siete años de condena por tráfico de influencias, cohecho y cuatro delitos contra la Hacienda Pública en el »caso Naranjax» durante sus cuatro ejercicios como presidente de la Diputación castellonense. Pero antes de él, ocuparon el mismo puesto otros seis miembros de su familia.
Seis Fabra en el poder en Castellón
El primero de la dinastía fue Victorino Fabra Gil. Llegó hasta la presidencia de Castellón después de haber luchado por la causa de Isabel II en las guerras carlistas. Gobernó en Castellón desde 1874 hasta su muerte en 1893.
Dos años después, en 1895, su sobrino Victorino Fabra Adelantado volvía a llevar el apellido familiar a la más alta institución de Castellón hasta el año 1897. Su hermano Hipólito heredó el sillón hasta 1906. Tuvieron que pasar doce años para que el hijo de Fabra Adelantado, Luis Fabra Sanz, presidiera el órgano provincial desde 1918 a 1922.
Además fue fundador y diputado a Cortes por la CEDA.
Durante el franquismo se produjo el mayor periodo de hegemonía. Carlos Fabra, hijo de Luis y padre del último presidente de la familia en la provincia, ocupó la secretaría general del Movimiento en Castellón desde 1943 a 1947. Fue alcalde de la capital de 1948 a 1955, año en que volvió a la gobernar la pronvicia hasta 1960.
Su hijo, el »actual» Carlos Fabra Carreras, empezó en política en la UCD de Adolfo Suárez. Tras su disolución pasó a militar en AP, luego renombrada como Partido Popular. Desde 1983 hasta 2011 ha sido concejal en la ciudad de Castellón y desde 1995 hasta ese mismo año, presidente de la Diputación de Castellón.
El aeropuerto provincial será aquello por lo que siempre será recordado.
Su hija, Andrea Fabra Fernández ha seguido los pasos de todos sus antecesores y lleva dos legislaturas siendo diputada provincial de Castellón en el Congreso.
El clan Pujol
Jordi Pujol nunca ha sabido distinguir entre su familia, su partido y Catalunya. Tiene tan interiorizado su nacionalismo que cree que son la misma cosa. Su padre fue afiliado de Esquerra, pero él prefirió militar en otra formación, y fundó Convergencia Democrática de Catalunya. Fue su primer secretario durante años, consejero sin cartera y diputado por Barcelona en el Congreso.
En 1980 se convirtió por primera vez en presidente, encadenando mandatos durante 23 años consecutivos hasta 2003. Su hijo Oriol Pujol seguía los mismos pasos que su padre. Entró en política en 1993. Fue concejal de Barcelona entre 1999 y 2000. Seis años después fue nombrado protavoz de CiU en el Parlament y después secretario general de la coalición. Su carrera parecía meteórica hasta que el caso de las ITV le obligaron a dimitir de todos sus cargos institucionales.
Fabra y sus 400 enchufados
José Luis Baltar tejió una red clientelar en la provincia de Ourense, que le permitió situarse en el centro de la política gallega durante dos décadas. Ha sido alcalde de Nogueira de Ramuín durante trece años (1976-1987). Desde ese mismo año fue presidente de la Diputación de Ourense hasta 2012. También fue senador desde 1993 a 2000 y presidente del PP provincial desde 1991 hata 2009.
Por si fuera poco, Baltar intentó perpetuar su apellido en la política autonómica. La justicia le acusó de haber contratado para funciones públicas, de forma arbitraria a 104 personas entre 2009 y 2010 con el fin de beneficiar a su hijo en el congreso para elegir al presidente del partido.
Además fue acusado de »enchufar» a casi 400 personas durante sus mandatos. Todos ellos eran afines al PP, amigos o familiares.
Los hermanos Chaves
Durante un tiempo, el expresidente andaluz Manuel Chaves y sus cinco hermanos cobraron un sueldo de la Junta de Andalucía por dedicarse a funciones públicas. Él era el que gobernaba la región, su hermano Leonardo trabajaba como director general, cargo nombrado por Presidencia; Francisco, jefe de servicios de RTVA; Carlos María, coordinador de seguridad de la Junta; Rosa María, funcionaria médica del Servicio Andaluz de Salud, y Fernando, profesor de instituto de un colegio sevillano.